Érase una vez un hombre a la infelicidad pegado. Un día se dio cuenta de que ,simplemente, no podía ser feliz. Su existencia como portero de una acomodada vecindad en el que él era el hombre al que algunos vecinos veían como invisible. Su única forma de evadirse de esa realidad, o meterse hasta el fondo, era intentar amargar la existencia del vecindario con pequeñas “perrerías” que, en ocasiones, parecían más un juego de niños que otra cosa. Cuando ese “juego de niños” se expande, las consecuencias serán imparables.
El gusto por el “género” del director de la alabada REC deriva aquí en un interesante juego cinematográfico en el que el director juega con el espectador poniéndole del lado del sociópata. Tosar encarna a la maldad sin más miramientos. No hay justificación alguna que justifiquen esas “putadillas” que día a día, in crescendo, hace a los convecinos de la ,aparentemente tranquila, comunidad de vecinos. Una comida indigesta para el perrito de la vecina, unas cartas directas de vuelta al cartero… Se divierte, es su única forma de entender su vida, seguir jugando con los demás, hasta que le sale una (pequeñaja) rival en este juego de niños.
La niña, Iris Almeida que consigue “mantener la mirada” a Tosar, ha visto como César(Luis Tosar) ha entrado en la casa de Clara (Marta Etura) Si quiere que guarde su secreto, tendrá que entrar en su (particular) juego infantil. Este (inesperado) personaje complicará las cosas a César, pero él deseará más que nunca continuar con su sádico juego. Poco a poco pretende “desarmar” la subrayada felicidad de Clara y la de algunos vecinos, pero su principal obsesión sigue siendo la misma.
Balagueró ama el cine. Solo alguien que realmente conoce el séptimo arte puede perpetrar semejante cinta. Juega con la intriga asfixiante, bien medida y pausada hasta el (desasosegante) desenlace. Cada plano está brillantemente medido, cada palabra, cada movimiento de cámara y alguna que otra escena merece especial atención por su magnífica y templada intensidad. César desarme a una de las vecinas con unas palabras que dice con apenas gesto,expresiones crudas y veraces. Ahí Tosar, aunque hay varios momentos, muestra sus armas interpretativas, su temple para encarnar cualquier personaje por descarnado que resulte.
Mientras Duermes es, sin lugar a dudas, la película española del año. La historia lo vale y el reparto, no solo Tosar, está magnífico. La “feliz” Marta Etura, el novio, Alberto San Juan y Petra Martínez brillan en este particular juego de niños que asfixia al espectador hasta llevarlo a la extenuación.