En nuestra nueva entrega de las Entrevistas Desde Mi Butaca nos acercamos al Teatro Rialto para charlar con Àngel Llàcer e Ivan Labanda, protagonistas de La Jaula de las Locas.

Ivan Labanda
¿Cuáles son las claves de La Jaula de las Locas?
Las claves son los temas que trata como el amor, la felicidad, ser uno mismo. La química también se transmite, somos una pequeña gran familia que contagia al espectador, es imposible que no llegue la magia que se crea en escena.
¿Cómo es compartir escena con el director de la función?
Es un privilegio. Es uno de los mejores directores con los que he trabajado y, a la vez, amigo desde hace muchos años. Me alegro de que la gente redescubra al actor de comedia que tiene dentro. Es casi más gamberro que yo, me hace reír.
¿Distingue Àngel Llàcer la faceta de actor de la de director?
Cuando se pone en modo compañero de escena se pone siempre de tu lado. Eso no quita que si va algo que está mal te lo diga.
¿Cuál es el mayor reto al que te has enfrentado con este espectáculo?
Desde luego la edad, siempre lo ha representado gente más mayor. Tiene un hijo de 20 años. La función está por encima de todo y una vez que te pones una peluca y el vestuario, te conviertes en el personaje.

¿Cómo es haber formado parte con tu voz de El regreso de Mary Poppins?
Pasé un casting que llegó a Estados Unidos y me hizo una ilusión tremenda. Poder formar parte de una película original de Disney, cantar las canciones… Le pusimos mucho amor y en el resultado se nota.
Además, interpretas a personajes conocidos en televisión…
Es una noria que va a toda velocidad. El truco está en ni siquiera planteárselo. Yo voy, lo hago lo mejor posible y lo disfruto. Procuro no pensarlo demasiado.
Aquí y ahora, ¿Por qué el teatro es un gran lugar para contar historias para ti?
Para un actor, el teatro es lo que te mantiene vivo, es como nuestro gimnasio, emocionar al público cada noche es indescriptible, es como si te chutaras vitaminas cada noche. No se puede comparar con nada.
Último llamamiento para que venga el público a veros…
Vengan a ver La Jaula de las Locas. Saldrán felices del teatro, creo que es uno de los lugares más especiales. El hecho escénico te cambia, te modifica, les aseguro que saldrán mucho más felices y emocionados de lo que entraron.
Àngel Llàcer

En una semana en que toca darlo todo para vender la criatura escénica que les llevó a ser el musical de la temporada en Barcelona, Àngel Llàcer sabe muy bien lo que quiere trasmitir desde la dirección y el papel protagonista de una obra por la que no parece haber pasado el tiempo: «Habla de las personas, lo que cambia es lo que nos rodea, las preocupaciones son las mismas. Habla de ser uno mismo, que te aceptes y que te acepten los demás». En esa misma línea transcurre el tema principal de la obra, I am what I Am: «Aunque salga vestido de mujer canto diciendo que yo, Ángel, soy lo que soy y que aquí estoy y quien quiera venir conmigo que venga y quien no pues no pasa nada. Nunca la hago como una canción de reivindicación de los derechos. Es lo único que me da miedo de este espectáculo. Después de casi 200 representaciones aún cuando empieza la canción que es sin música lo único que pienso es si voy a coger el tono». Y delante de la prensa se tira a la piscina y atina con el tono al afinar las primeras notas de un número que vuelve a ovacionar el público con este montaje en el que «con mi sola presencia, el teatro se convierte en un cabaret», comenta entre risas el jurado de Tu Cara Me Suena que es a la vez Albin, Zaza, el Tío Albert: «con el que el público se ríe mucho» y la madre del joven protagonista: «que ni tiene nombre».

De vuelta a La tienda de los Horrores. Contaba con solo 25 años cuando Àngel Llàcer se enfrentó a uno de sus primeros grandes retos como actor. Nada menos que el protagonista, Seymour, de uno de los musicales más deliciosos de Alan Menken. Ahora, mientras protagoniza musical en Madrid, su dirección de la nueva producción del musical en Barcelona está cosechando un gran éxito. Para él: «Ha sido como revivir un tiempo pasado. Dirigiendo esta nueva producción me acordaba de las letras de la otra producción y me salían de hecho al ensayar esta vez».

Para el artista, La tienda de los horrores: «Es un musical en mayúsculas. La música es tan importante y cada número es tan brutal y te llega tanto que es como cuando vas a un concierto de música clásica y disfrutas mucho. Algo así pasa con esta obra. Es un MUSICAL. Cada canción tiene su fuerza, está dentro de una historia, pero nos lo planteamos como un concierto. Un numerazo tras otro, sales de ahí convencido de lo poderosa que es la música».