Manuel Vicent: «La gran tertulia moderna es el botellón»

 Esta mañana estuvimos con el escritor Manuel Vicent, que cierra hoy los Martes Literarios de la UIMP.

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La parte autobiográfica es una constante en su obra, ¿Podría entender la literatura sin contar de alguna forma su propia experiencia vital?

No se si tiene sentido escribir ficción pura. Quiero plasmar lo que siento como materia literaria. Eso sí,  para mi lo esencial es contar cosas que has vivido, pero sin caer en batallitas, contando cosas que realmente puedan compartir tus lectores. Si te pones de protagonista contando historias que sólo te tocan a ti, no tiene ningún sentido, puede llegar a ser estomagante. Hay una cosa que está clara de este oficio y es que es muy impúdico, te expones sin que nadie te llame.  Cualquier crepúsculo sobre el que escribas, en el fondo es tu propio crepúsculo.

Uno de los géneros del que es todo un maestro es el perfil, ¿Cómo se consigue brillar en un género tan complejo?

Lo fundamental es elegir un punto de vista concreto. No es una caricatura, una distorsión del personaje. Tienes que encontrar el ángulo acertado y no siempre es posible.

Era un asiduo de las tertulias del Gijón, ¿Cree que volverán?

De alguna forma creo que no se han perdido del todo y que se seguirán haciendo. De hecho, la gran tertulia moderna es el botellón.

En estos tiempos en que prima la inmediatez, ¿Dónde queda el periodismo riguroso?

Queda casi en la época del Último Mohicano. Como una isla desierta que se está perdiendo. Estamos atravesando un río y al otro lado viven los nativos digitales. A este lado se está quedando la gente que no se atreve a cruzar el río o que piensan que lo que hay al otro lado no les interesa.

Ha dicho que lo que nos rodea es bastante peor que una tragedia griega…

Cualquier telediario desborda a Sófocles y Eurípides. Así como decía Aristóteles que la tragedia sirve para purificar las pasiones, los telediarios se han convertido en una especie de versión de El caso, lleno de asesinatos y tragedias varias, haciendo que nos hayamos acostumbrado a ver la violencia más atroz como un hecho anodino.

Anoche vivimos una noche mágica con sus cuentos en la voz de Emma Suárez, ¿Qué cree que encuentra el público en el teatro?

La gente está deseosa de que le cuenten historias en el teatro y de participar en ellas. Antes, el público se preparaba para la ceremonia con sus mejores galas, pero ahora sigue siendo bonito ver las aceras de los teatros desbordadas con gente que comenta la función.

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Emma Suárez: «El teatro es un ritual de comunión en el que la palabra es la protagonista»

La actriz Emma Suárez cierra esta noche el ciclo Noches de la Biblioteca de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo leyendo una selección de cuentos de Manuel Vicent, que mañana será protagonista dentro de los Martes Literarios.

La actriz esta mañana en Santander bajo la mirada del fotógrafo Pablo Hojas.

Aquí y ahora, ¿Por qué el teatro es un buen lugar para contar historias para Emma Suárez?

Cada día que te subes a un escenario tú te sientes de una forma distinta, pero lo que realmente hace que cambie la representación es la ‘escucha activa’ del espectador. Esos cambios en matices que consigues con la respuesta del público es algo que hace mágico el hecho teatral. Me gusta mucho que la relación con el público sea transparente. El teatro es un ritual de comunión en el que la palabra es la protagonista. En el teatro existe un espíritu de grupo, una gran confianza en el otro, una cierta hermandad con tus compañeros. 

Viene de hacer Los hijos de Kennedy bajo la dirección de José María Pou, ¿Qué ha aprendido de este maestro de las tablas?

Tengo la sensación de que no se pudo volcar tanto como le hubiese gustado. Él estaba ensayando Tierra de nadie de Harold Pinter. Lo que más me impresionó de él es su capacidad para documentarse, tiene una memoria prodigiosa. Nos dio muchísima información de la época. Con esta obra, hemos redescubierto estos años gracias a esa documentación. Poder revivir esa época de Kennedy ha sido muy gratificante.

¿Qué queda de esa niña que con sólo 14 años rodó su primera película en la actriz que participa hoy en las Noches de la Biblioteca de la UIMP?

Sigo siendo la misma persona. No creo que me haya transformado profundamente. Sigo luchando en este oficio y tengo la suerte de trabajar en algo que me gusta, haciéndolo lo mejor posible. Sigo siendo una persona familiar que trata de proteger a mis seres queridos. Conservo cierta timidez y estoy muy agradecida por poder seguir en este camino.

¿Qué ha significado en su carrera un trabajo como el de El perro del hortelano a las órdenes de Pilar Miró?

Está muy presente. La reponen mucho en televisión y la pasan en los colegios. Me dieron el Goya y, sobre todo, me vinculó a todo un referente como Pilar Miró, fue una persona muy íntegra y muy luchadora. Es una película que cuando participo en alguna retrospectiva siempre la ponen.

¿Qué es lo que le emociona de su profesión a Emma Suárez?

Significa el deseo de conocimiento del alma humana, la necesidad de conocer a los demás. A través de los personajes tengo la oportunidad de descubrir y comprender a los demás. Es un trabajo en el que es imprescindible la observación. A través de los personajes puedo comprender a otros.

Si miramos hacia el futuro, ¿Con qué tipo de proyectos la gustaría seguir en este camino de la interpretación?

Me sigo ilusionando con proyectos como Falling Apart de Ana Rodríguez, rodada en sólo tres semanas en la República Dominicana. He trabajado con un equipo fantástico. Se ha creado un espíritu en el que todos creíamos en el proyecto, esa forma de trabajar es imprescindible. Éste es un trabajo de grupo. Detrás de nosotros, los actores, que somos la cara visible, hay un equipo que es el que hace realmente grandes los proyectos. También estoy encantada de formar parte de Todos murieron por encima de sus posibilidades de Isaki Lacuesta, que presentaremos en San Sebastián con un reparto de lujo con nombres como José Coronado y Raúl Arévalo.