Espero que Los días no vividos encuentre su lugar. El director, Alfonso Cortés Cabanillas, tiene un espíritu ochentero maravilloso, que bebe de Spielberg o Zemeckis. Mueve mucho el corazón esta película. Mi personaje es maravilloso, en las peores circunstancias saca lo mejor de si mismo.
Javier Godino, protagonista de Los días no vividos.
Un grupo de ancianos celebra que todo se acaba, ya no son los únicos condenados. Es como si, de alguna forma, el fatídico destino de la humanidad les hubiese inyectado un chute de energía. Cuando todo está a punto de acabar, las calles se quedan desiertas. Nadie sabe cómo ocurrirá todo, pero lo cierto es que parece poco probable que la situación pegue un giro inesperado en el último momento. Obama ya ha comparecido ante los medios. Las comunicaciones son cada vez más escasas, no hay cobertura y sin internet el pueblo vive en un aislamiento absoluto. Solo algunos escépticos no creen que todo vaya a acabar como un hombre que desde la barra de un bar cerrado por el fin del mundo, apura sus últimas monedas en una máquina tragaperras acompañado de unos cuantos copazos y es que a partir de la segunda ya todo deja de tener importancia. Héctor Colomé se desgarra emocionalmente para interpretar a este alcohólico atormentado que pasa sus últimas horas entre el ruido incesante de una hipotética combinación que le permita ganar el premio gordo de la maquinita. Y son en esos momentos de último aliento cuando el ser humano tiene necesidad de redención. Eugenio (Mariano Venancio) es empujado por su hijo Jaime (Asier Etxeandia) a vivir esas últimas horas junto con algunas de las personas más queridas de su vida. Juntos podrán purgar sus penas y pensar en los momentos no vividos. En una relación sentimental, la de Jaime, que termina en lo más alto. Etxeandia vuelve a demostrar una vez más qué clase de actor es con este Jaime que pone buena cara cuando las cosas van mal. Pero, en el fondo, es el más inseguro, el más débil. Se derrumba ante su amigo del alma cuando le dice «Me he preguntado ¿Qué es lo que quería hacer? Y solo se me ocurría llorar». Y la rabia y la impotencia corren por sus venas en el último encuentro con su ninfa que se entrega a él en cuerpo y alma. El actor que ha enamorado esta temporada con El intérprete, proyecto en el que también ha colaborado La Caña Brothers, vuelve a hacer una construcción de personaje con aristas, lleno de recovecos emocionales, que vuelve a cautivar. Así hablaba con pasión sobre este proyecto DESDE MI BUTACA: «Es una de las cosas más bonitas que he hecho en mi carrera. Teníamos un equipo que me ha sorprendido mucho y me ha hecho creer que todo es posible. Gente que se dedica al cine solo por amor uniendo fuerzas en una especie de factoría, hecho todo con mucho amor y una honestidad alucinante. Estoy muy orgulloso de haber trabajado en ese proyecto de La Caña Brothers».

Su mejor amigo, su cómplice es David que en manos de un actor de un sobrado talento como es Javier Godino coge una hondura que vuelve a emocionar al público. Les acompañan en este último día actores como el maravilloso Mariano Venancio, Ingrid Rubio, una actriz cada días más emocionalmente sobresaliente, y Ruth Díaz, intérprete a la que sigo la pista desde hace ya unos cuantos años y que trabajo tras trabajo sigue demostrando su valía interpretativa. Es esta una película de una atmósfera asfixiante, hecho al que de alguna forma ayuda el escaso presupuesto con el que contaron para este proyecto, haciendo de la necesidad virtud. Todo un ejercicio de estilo, de cine de autor, que vuelve a demostrar que los nuestros se desenvuelven con soltura en todo tipo de géneros. Actualmente en emisión exclusiva para Canal +, esperamos que pronto se pueda disfrutar Los días no vividos en plataformas digitales y en formato físico.