Paco Azorín está detrás del éxito de Julio César, un montaje en el que parece que se han alineado todos los astros para sacar lo mejor del texto de Shakespeare. Él firma la dirección y la escenografía de una obra que llegará al Teatro Bellas Artes de Madrid en enero de 2014. Un año en el que Azorín encadenará interesantes proyectos como escenógrafo y director en producciones como la ópera La Voz Humana en los Teatros del Canal.
¿Qué le atrapó a Paco Azorín de Julio César?
Todas las obras de Shakespeare me encantan, pero muchas de sus obras son complejísimas. No me atrevería con Hamlet, pero Julio César es una obra sencilla para los actores y para el público. El número de vocablos que salen de la boca de César es muy inferior al de otras obras del autor. Resumiendo muy someramente la obra, va de unos que quieren matar a Julio con sus razones y que, después de matarlo, nos dan los argumentos de por qué lo han hecho.
En escena, has jugado al teatro más esencial, creando a partir de pocos elementos como un obelisco como eje central, representando el ascenso y caída de César…
El escenario es el territorio del juego simbólico. Yo no necesitaba grandes columnatas ni muchos figurantes para explicar esta historia tan sencilla. Efectivamente, el obelisco es el elemento principal de la puesta en escena, pero hay una docena más en la representación. Con un mínimo de elementos , conseguimos el máximo resultado. En definitiva, estamos haciendo un ejercicio de teatro puro.
¿Entendería de la misma forma el oficio de director Paco Azorín sin su formación como escenógrafo?
Desde luego que no. Como director no puedo quitarme de encima mi formación como escenógrafo. Quiero hacer crecer el montaje creando imágenes, sin necesidad de grandes alardes escenográficos.
¿Por qué el teatro es para ti un buen lugar para contar historias?
El teatro tiene algo de equilibrio mágico de proporciones. Tú puedes hacerlo perfecto y que no funcione, es algo impredecible. Quizás eso sea lo que me atrae de este oficio.
¿Qué crees que busca el público en una función como Julio César?
Julio César está interesando mucho al público no solo cuando lo ve, sino que mucho antes. El título, el reparto y el autor atraen de antemano al público que está agotando las entradas en todas las ciudades que estamos visitando. Yo creo que el público en tiempos difíciles busca cierta seguridad en que el espectáculo les vaya a interesar y nuestro espectáculo tiene los mimbres necesarios para enganchar.
En tiempos difíciles para el teatro, supongo que será esencial contar con el apoyo en la distribución de una empresa como Pentación…
Es esencial la colaboración de todos los que hemos participado en este montaje. Hemos conseguido que tanto producción como distribución, prensa y compañía rememos en la misma dirección. Pentación ha hecho un trabajo fantástico de distribución. Los bolos han salido a partir de que los espectadores viesen el estreno, que gustó mucho. Los astros se han alineado y hemos dado en la diana, aunque no tengo la fórmula del éxito.
Unos astros que se alinearían en noches tan mágicas como las que vivisteis en Mérida supongo…
Allí se alinearon todos los astros. Actuar en un edificio con sus 2000 años de historia a sus espaldas es maravilloso. Un edificio de la época de Julio César nada menos. Allí las palabras resuenan de una manera mágica. Está siendo una gira maravillosa. Además de coproducir el espectáculo, Mérida es la ciudad de uno de los actores de la compañía, Pedro Chamizo que hace de César Augusto, que fundó precisamente Mérida. Además, hemos estado en otras plazas que han hecho de esta gira algo muy emotivo.
Una de las peculiaridades es que rotan algunos intérpretes en el reparto, ¿Era algo premeditado?
No ha sido algo eventual. Teníamos claro que iba a durar una larga temporada y me empeñé en crear una compañía, que trabajasen todos juntos y pudiesen intercambiarse algunos los papeles. En este punto del recorrido de la obra me daba miedo que el espectáculo se viciase. Los actores tienden a repetir de una forma preocupante y lo que he querido es que eso no pase. Acaba de incorporarse Agus Ruiz como Casio en las representaciones de Santander. Así, se produce una cierta tensión en escena, que es lo mejor que se le puede hacer a la obra.
Y si miramos hacia el futuro, ¿Qué proyectos tiene Paco Azorín?
Muchísimos. Me despido como director de Julio César. Ahora me toca dirigir Tosca en el Liceu, La Voz Humana en el Canal. Como escenógrafo tengo además un montón de proyectos también.
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