«Trabajar en el Festival de Almagro exige un esfuerzo físico impresionante, pasamos el día entero trabajando». Natalia Menéndez, directora del Festival, ha sido nuestra anfitriona de lujo en este primer año que he cubierto la cita estival almagreña DESDE MI BUTACA. Son las 19:30h cuando me recibe en su despacho, tras una larga jornada de trabajo que se extenderá hasta la madrugada cuando los espectáculos echen el telón: «Hoy estaré en el Corral de Comedias viendo Bobas y Gallegas» me comenta en una entrevista que pronto podréis disfrutar en el blog. Antes de dirigirnos al Corral, hacemos una parada para disfrutar del buen hacer de Rafael Álvarez, «El Brujo». Está dando los últimos retoques a su nuevo espectáculo, La luz oscura de la fe de San Juan de la Cruz, visto el 8 y 9 de julio en el Espacio Miguel Narros de Almagro. Este poeta de la palabra seguirá su camino durante todo el verano con paradas en ciudades como Santander, donde se podrá disfrutar de La odisea los días 18 y 19 de julio en el CASYC.
Lo bueno que tiene que un festival así se celebre en un espacio tan recogidito es que puedes ir de un espacio a otro sin necesidad de grandes desplazamientos. En cuanto termina el pase de gráfico de «El Brujo», nos vamos directos al Corral de Comedias donde disfrutamos de una buena ración de TEATRO: «Lo que ve el ciego cuando canta los romances». Un dúo cómico procedente de los límites de la delincuencia, Mofa & Befa, fueron detenidos el año pasado en Almagro tras haber infligido dolorosas heridas al inmortal Shakespeare. Puestos en libertad por un error judicial, salen de la cárcel donde los había recluido la crítica y regresan a Almagro para saciar su sed de venganza. ¿Quién es la víctima? El inocente teatro clásico español. Aprovechando su acento, se hacen pasar por criados gallegos y se desgastan cínicamente en genuflexiones y zalemas para ganarse la simpatía del público. En la cárcel han adquirido una enfermedad de transmisión textual que les obliga a hablar en verso. Tanto les da la redondilla como el romance, aunque no les hacen ascos al agridulce sabor de la silva. Y sobre el escenario del Corral, Victor Moqueira y Evaristo Calvo se ganan a un público entregado al arte del verso, que ríe con fervor las ocurrencias versificadas de este trasunto de cómicos de la legua.

A primera hora de la mañana, la Joven Compañía presenta La cortesía de España. Se preparan para los diferentes posados que los compañeros gráficos han pensado. Entonces, les toca echar la vista para arriba, desde donde los avispados objetivos les observan. El objetivo de Josep María Mestres, director del montaje, a su paso por Almagro era: «Recuperar las noches de poesía que he vivido en este lugar mágico». El resumen del argumento, entre risas por parte de todo el equipo, era simple y llanamente: «Una tensión sexual no resuelta». De alguna forma embriagados por la magia que se respira en esta acogedora localidad, los pupilos destacados de la CNTC, sonríen entusiasmados ante un lugar que para muchos les evoca lo más profundo de su vocación por el oficio de ‘cómico’.
El Museo Nacional del Teatro, parada obligada. No se me ocurre un lugar mejor para dar ‘voz’ al teatro. En Almagro se encuentra el museo que celebra el arte de Talía. La exposición permanente, vertebrada por épocas en tres plantas, depara algunas sorpresas al visitante como los tesoros cedidos por Agustín González, Adolfo Marsillach o José Luis López Vázquez. Además, en Almagro se pueden disfrutar de dos interesantes exposiciones temporales. La primera, en el espacio expositivo del Hospital de San Juan muestra una selección de los vestuarios de algunas producciones españolas de montajes de Shakespeare. La segunda, en el Museo del Encaje, muestra El Quijote bajo el prisma del ingenio de Mingote.

Casi entrada la noche, pero aún con un sol de justicia, nos acercamos al acogedor chill out del Hospital de San Juan para entrevistar a Marta Poveda y Natalia Millán. Y alguien nos sigue… Se llama «Chucha» y es una más de la compañía. Si queréis saber quién es, tendréis que leer la entrevista DESDE MI BUTACA muy pronto. Un rato después y bajo un cielo estrellado y de lo más mágico y evocador, la palabra vuelve a primer término con la Compañía Nacional de Teatro Clásico. En Donde hay agravios no hay celos, la mujer toma la palabra y la hace suya. «Mi albedrío es mío» declara con voz decidida una Doña Inés que no quiere esposarse con alguien a quien no ama y que encarna con verdadera convicción Clara Sanchís. En esta comedia de Francisco Rojas Zorrilla, hasta la criada «soliquea» como dice una Marta Poveda en estado de gracia. Tiene esta actriz una cualidad innata. Mezcla una frescura que puede parecer casi iniciática en el arte escénico con una seguridad sobre las tablas casi pasmosa. Bueno… No tanto, se llama talento y aunque no sea lo más habitual, abunda y mucho en nuestros escenarios. ‘Agraviada’ se siente Doña Ana de Alvarado cuando entra con fuerza para contar su mal. La encarna una Natalia Millán llena de sensualidad y rotunda con el verso, que nos regala también un momento musical simplemente delicioso. Que me perdone el, como de costumbre en la Compañía, deslumbrante reparto masculino, pero en esta función las mujeres llevan la voz cantante. La música tiene un papel destacado en esta electrizante, divertida y sensual puesta en escena en la que sólo puedo ver como un verdadero acierto los números musicales a ritmo de tango, que resuelven los apartes de una forma natural. Un sencillo juego de puertas y luces dan ‘color’ a los espacios, que se han conseguido recrear de una forma dinámica y deslumbrante. Helena Pimenta ha rescatado un texto eminentemente cómico, que provoca la hilaridad del público de principio a fin. Los clásicos siempre son un regalo, pero hacerlos de una forma tan fresca y cercana es la única forma de que nuevos espectadores se enganchen al Siglo de Oro.

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