Resulta cuanto menos sorprendente que un descubrimiento como el de las Cuevas de Altamira en Cantabria no hubiese sido contado aún en la gran pantalla. Para esta esperada película (desde el 1 de abril en salas) se ha contado con un equipo internacional de primer orden. En la dirección un director de prestigio y solvencia probada: Hugh Hudson. En la producción el cántabro Álvaro Longoria. Y el reparto está encabezado por dos figuras tan sobresalientes como Antonio Banderas y Rupert Everett, archienemigos en la Gran Pantalla, que brillan en cada fotograma con luz propia.
Irene Escolar hace una participación especial, breve e intensa emocionalmente, en la cinta. Interpreta a María, la verdadera descubridora de las Cuevas, en la edad adulta, como nos cuenta en el próximo programa de QUICK DESDE MI BUTACA (martes 22 a las 22h en QUICK RADIO). Su voz es además protagonista en una interesante iniciativa de Realidad Virtual con la que recorremos las Cuevas.
Un último apunte sobre el reparto. Es una verdadera sorpresa el descubrimiento para la Gran Pantalla de José Luis Esteban, un actor ligado a la compañía Teatro del Temple con el que hemos compartido proyectos como Arte de las putas.

Lo más fascinante y desconocido del guión de Altamira, en manos de Olivia Hetreed y José Luis López-Linares, es el conflicto que enfrentó a Marcelino Sanz de Sautuola a la Iglesia de la época y lo más sorprendente es, sin duda, el escarnio al que le sometió la comunidad científica de aquel entonces. A pesar de sus esfuerzos por demostrar la veracidad del descubrimiento, Sautuola fue acusado de falsificación por el francés Émile Cartailhac, la máxima autoridad en Prehistoria del momento. Al paso de los años y superado por las evidencias, Cartailhac publicó el texto Mea Culpa de un Escéptico, en el que reconocía el hallazgo y su importancia mundial, pero el texto llegaba tarde a devolver el honor a Marcelino. Ese honor parece quedar aún más resarcido con esta cinta que coloca al cántabro en el lugar que merece en la historia. La película se aprovecha y juega con los bellísimos parajes de Cantabria (escenarios reales de la historia) que se convierten en un protagonista más de la película. Una gran carta de presentación al mundo de esta bella ‘tierruca’.