David Serrano, al que tendremos muy pronto DESDE MI BUTACA, ha juntado a una pareja de ensueño para «La venus de las pieles». En mitad de la vorágine por el éxito de «Ocho apellidos vascos», Clara Lago compone una Vanda magnética, de la que sólo puede caer perdidamente rendido el Diego del Pino de Diego Martín. Los protagonistas de uno de los fenómenos teatrales de la temporada atendieron en exclusiva a DESDE MI BUTACA. Muy pronto, la crítica del montaje que se puede ver en las Naves del Matadero de Madrid…
DIEGO MARTÍN
– Vuelves a trabajar con David Serrano, ¿Qué tiene de especial como director?
David es alguien que tiene mucha importancia en mi trayectoria tanto profesional como personal. Es alguien con quien me es muy fácil comunicarme, y ahora he podido disfrutar del comienzo de una madurez como director (porque lo de antes era mera precocidad) que se adivina fantástica. Espero seguir siendo merecedor de su confianza, de la libertad total con la que se trabaja con él, y de su talento.
– Es la segunda experiencia de Clara Lago sobre las tablas, ¿Qué has descubierto de ella como actriz en esta Vanda?
La Vanda de Clara está llena de matices, de capas que se suceden y aumentan la fascinación del público por ella, fascinación que comparto como compañero suyo. Su libertad, precisión, sensualidad, madurez, frescura y desvergüenza y un poso de dama veterana del escenario, inundan la función y nos lleva a todos por delante.
– Te has incorporado a Velvet, la última producción de Bambú que tiene fama de cuidar mucho las producciones, ¿Ese fue el motor de que aceptases?
Efectivamente el cuidado con el que se aborda la producción, y un amor por el detalle que se veía cada vez menos en televisión, y si añadimos que le dan mucha importancia a los repartos que confeccionan, pues el resultado es que uno está feliz de pertenecer a ese grupo, y que estoy disfrutando cada día de encarnar a un personaje que me divierte mucho hacer, rodeado de gente por la que me siento muy cuidado.
CLARA LAGO
-¿Cómo ha sido el trabajo junto a David Serrano, Diego Martín y el resto del equipo en los ensayos?
Ha sido muy relajado. Extrañamente «fácil». David estableció desde el principio ese clima de tranquilidad y relax a la hora de trabajar. A mi me ha dado mucha confianza, al igual que Diego. Ha sido una experiencia muy bonita, la verdad. Casi que no daba la sensación de ir a «trabajar». Ha sido todo desde el disfrute.
-Aunque con una larga carrera en el panorama audiovisual es tu segunda experiencia sobre las tablas, ¿Ha sentido ya por fin ‘el veneno del teatro’ Clara Lago con esta experiencia teatral?
La verdad es que sí. Creo que también ha tenido mucho que ver en ambos casos la compañía y el texto. Cuando el proyecto es tan apasionante y la gente con la que trabajas se convierten en amigos, es fácil que se convierta en una experiencia que uno quiera repetir.
-Te has enfrentado en plenos ensayos al ‘extra’ de tener puesto el ojo mediático sobre tus pasos, ¿Cómo estás afrontando este fenómeno mediático que ha supuesto Ocho apellidos vascos?
Bueno, el mundo paparazzi es bastante nuevo para mi. Es incómodo a ratos, pero intento no darle demasiada importancia, tomármelo con calma y con humor, porque uno ya sabe que se pasará. Se acabarán cansando. Y también tener en cuenta que esto responde al fenómeno de la película, que es algo por lo que estar muy agradecido.