Gracias al concurso televisivo La voz el gran público conoció su talento, pero desde joven su voz ha sido parte de multitud de zarzuelas y obras de teatro musical. Una faceta menos conocida de su trabajo es su labor como docente, que le apasiona por ver esas caras de las nuevas generaciones ávidas de saber, en las que seguramente ve reflejadas las aspiraciones de un artista que comenzó «siendo el último mono del coro» hace ya unos cuantos años. Ahora, está recorriendo España presentando su disco Mis Ídolos, que en octubre le llevará a México.
¿Cómo surge la idea de este Mis Ídolos?
Nace de la necesidad de rendir un homenaje a mis referentes musicales. Las nuevas generaciones debemos hacer perdurar en el tiempo estas canciones, aportarles algo de la sabia nueva. Para mi contar con Alberto Cortez, Ángela Carrasco y Raphael es algo maravilloso además.
Tras una larga carrera musical, te llegó el espaldarazo definitivo con la televisión, ¿Cómo te enfrentaste a que de golpe y porrazo te convirtieses en alguien popular?
Nada más salir de La Voz la cosa fue realmente exagerada, pero cuando tienes cierta edad pues te tomas las cosas de otra forma. Lo vives con mucha naturalidad y con mucho agradecimiento. Yo siento que debo hacerme la foto con un fan, es una forma de agradecimiento y siento que es parte de mi trabajo. Creo que es muy bonito. Quien se acerca, te dice algo bonito y eso es maravilloso.
De los musicales en los que nos ha hecho soñar encima de un escenario, ¿Serías capaz de quedarte con uno?
West Side Story es un musical que tuve la suerte en unos tiempos en que no se hablaba de crisis. Teníamos una gran orquesta de 30 músicos y compañeros a los que admiro y quiero mucho como Marta Ribera y Víctor Ullate. Es uno de sus musicales que forma parte de mi vida de una forma muy intensa. Las melodías de Bernstein están ahí, es maravilloso. Jekyll y Hyde eran dos personajes en uno. El protagonista y el antagonista en el mismo personaje. Con ese personaje pude buscar en mi. Me pilló creo que demasiado joven, me encantaría haberla hecho en un momento vital como el que estoy viviendo ahora, aunque indudablemente ese musical fue una verdadera escuela artística. Por último me encantó poder escuchar las indicaciones de un maestro como Mario Gas en Mahagonny, lo cual considero un verdadero regalo.
Una faceta menos conocida de tu carrera es la ‘docente’, ¿Cómo se enfrenta a sus alumnos Paco Arrojo?
Compartir con gente joven, que están ávidos de saber, es maravilloso. Vienen con mucho amor. Esta profesión no es algo impuesto como las matemáticas que tenías que hacer obligatoriamente. Esto lo eliges. Es maravilloso poder transmitirles lo que hemos aprendido trabajando, que es sin duda la mejor escuela.

Has visto ‘madurar’ el género del musical en España, ¿Crees que vamos por buen camino?
A pesar del maldito 21%, el musical está viviendo un gran momento, el público lo reclama más que nunca. Ahora conoce el género mucha más gente. El fenómeno de El Rey León me parece maravilloso. Es un gran espectáculo que sirve para abrir la puerta a otro tipo de propuestas también.
¿Cómo llega Paco Arrojo al mundo del teatro musical?
Yo entré como yo siempre digo como el último mono del coro en las zarzuelas del Teatro Apolo. Hice papelitos hasta que llegó el primer musical de la mano de José Luis Moreno, El diluvio que viene. A partir de ahí, empecé a encadenar un proyecto detrás de otro.
To play dicen los ingleses, ¿Es un juego también el oficio de actor para Paco Arrojo?
Desde luego parte de un juego. Todos hemos jugado a meternos en la piel de otra persona. Si eso se busca desde la naturalidad y la honestidad, ahí creo que conseguiríamos un buen resultado. De alguna forma, te planteas cómo actuarías tú bajo esos condicionantes.
¿Con qué tipo de proyectos te gustaría ser ‘jugando’ en el mundo del espectáculo?
Mi sueño es que el viaje que vamos a hacer a México en octubre y noviembre sea todo un éxito. Tengo muchas ganas de promocionar este disco y conocer esa cultura que ama tanto la música. Sólo espero que la próxima vez que nos veamos te pueda contar buenas noticias.