Notas desde la Menéndez Pelayo: Cuando el teatro y el cine se dan la mano

La pasada semana la Universidad Internacional Menéndez Pelayo acogió el Seminario Del escenario a la pantalla: teatro y cine en España (1990-2016).

Durante este curso en un formato de conferencias y mesas redondas se analizó la relación entre el teatro y el cine poniendo su foco en las adaptaciones cinematográficas de  ¡Ay, Carmela!, El perro del hortelano,  El chico de la última fila y  Bodas de Sangre. Cerró el curso  Las furias, la primera cinta de Miguel del Arco.

El lunes fue el turno de la adaptación que Carlos Saura y Rafael Azcona hicieron sobre ¡Ay, Carmela!

En la primera sesión del curso se pudo disfrutar de algunas imágenes de la puesta en escena que protagonizaron un espléndido Santiago Ramos y Verónica Forqué, una actriz muy ligada a este texto de José Sanchis Sinisterra. Tuve la suerte de ver esta producción, dirigida por Miguel Narros, en dos ocasiones, y aún tengo en la cabeza la primera vez que la vi en el Teatro Mira de Pozuelo de Alarcón hace una década.

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Por esas casualidades que se dan a menudo en la Menéndez Pelayo, el autor participó la pasada semana en la actividad de la UIMP, pero en otro curso. Por la tarde, tras ver la versión cinematográfica de este texto teatral, se puso sobre la mesa un tema importante: ¿Traicionó la cinta de Saura el espíritu del texto teatral? Indudable el valor cinematográfico de una cinta que arrasó en los Goya. Ahora bien, ¿Hasta qué punto es fiel a la obra teatral esta cinta? Parece claro que lo justo es valorarlas como dos obras artísticas bien distintas. Sin duda, se le podría criticar a la película la eliminación de ese epílogo que hace tan especial la función teatral, pero no es óbice para valorar la calidad de la cinta.

La actividad cultural de la UIMP tuvo una protagonista de lujo por la noche con Julieta Serrano. Corría el año 1981, cuando la actriz interpretó, junto con Irene Gutiérrez Caba y Amparo Rivelles, el monólogo Antes del desayuno de Eugene O’ Neill, un proyecto dirigido por José Carlos Plaza, que le dejó tan buen recuerdo, que hace una semana volvió a recurrir a él: “O’ Neill me gusta mucho, lo he hecho tres veces, una siendo muy jovencita, que fue cuando conecté con él y me entusiasmé con sus textos”. Por eso, más de treinta años después, la actriz barcelonesa escogió esa misma lectura para su participación en el ciclo Noches de teatro de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) que este año por primera vez se produce en el Campus de Las Llamas y que esta noche tendrá como protagonista a las 22h al actor Israel Elejalde. Serrano acompañó este monólogo con una escena de Largo viaje del día hacia la noche del mismo autor, para dar voz a este dramaturgo que ha fascinado siempre a la veterana actriz que fue acogida con un caluroso aplauso.

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Foto: Esteban Cobo

El martes fue analizada El Perro del Hortelano, la ‘ortodoxa’ adaptación que hizo Pilar Miró junto a Rafael Pérez Sierra que participó en la segunda jornada junto a Germán Vega García-Luengos, Director del Festival de Teatro Clásico de Olmedo, que incidió también en la importancia que ha tenido el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro en la revitalización del teatro clásico en nuestro país. La cinta de Miró fue galardonada con un aluvión de Goyas, pero el extraordinario trabajo de Santiago Ramos en Como un relámpago le ganó la partida a Carmelo Gómez, que parecía el favorito en los Premios de la Academia.  Durante el miércoles se analizó la adaptación de El Chico de la Última Fila que se hizo en la cinta En La Casa, una película cuya presentación cubrimos DESDE MI BUTACA. “Las numerosas traducciones a diferentes idiomas dan fe de una muy buena proyección internacional del texto, y es que, además de los idiomas más comunes como el francés, el inglés, el italiano o el portugués, El chico de la última fila, ha sido traducida a lenguas como el búlgaro, el rumano e incluso el coreano”, resaltó Enrico Di Pastrana, Catedrático de Literatura Española que ha hecho un recorrido por los montajes de la pieza fuera de las fronteras nacionales, convirtiéndose así en uno de los textos españoles contemporáneos más representados en todo el mundo.

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Foto: Juan Manuel Serrano

Precisamente, el autor de la obra original, Juan Mayorga, recibió el Premio La Barraca que la UIMP entrega cada año a una destacada personalidad de las Artes Escénicas, como ya relatamos en las Notas desde la Menéndez Pelayo del verano de 2013.

El jueves fue el turno de la visión que Paula Ortiz hizo de Bodas de Sangre en su película La Novia. Durante la sesión del jueves la tragedia y el mundo lorquiana fueron protagonistas en la jornada de este interesante curso en la UIMP: “La tragedia es un género, desde nuestra perspectiva, imprescindible en este momento” comentó. Es el género de las crisis, grietas y bisagras históricas: “Lorca ahora es más necesario que nunca, contando con las herramientas que tenemos hoy, porque él se asoma a esa grieta, y se hace esas preguntas primeras y últimas de la tragedia” añadió a su paso por la Menéndez Pelayo la directora. Esencial fue en sus comienzos, desde sus primeros cortometrajes, Raúl García Medrano, responsable del Festival de Cine de Comedia de Tarazona.

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Foto: Esteban Cobo

El viernes al colofón final del curso con la presencia de Miguel del Arco con Las Furias unimos, por esas cosas mágicas que ocurren en la Menéndez Pelayo, la participación de Raquel Lobera, una de las integrantes del Gabinete de Prensa de la UIMP, en el curso ¿Una maldición que salva? Escritoras y locura. La periodista participó en la dramatización que el dramaturgo José Sanchis Sinisterra hizo dentro del curso junto a Eva Redondo en uno de los cursos con mayor afluencia del verano, que acogió la lectura con un sonoro aplauso y que se interesaron por cómo habían abordado el texto las intérpretes. En la intervención del autor de la citada ¡Ay, Carmela! destaca su concepción de lanarraturgia’ como un género híbrido que abarca “una frontera cada vez más presente en la escritura dramática contemporánea”. Se trata de una mezcla, ha destacado, de “la forma dramática canónica, interpretada por voces ficcionales, y el material narrativo, donde hay una voz autoral que se hace cargo del desarrollo de los acontecimientos”. Un segmento importante de la escritura dramática de los últimos quince o veinte años, ha explicado: “Se encuentra en esta ‘narraturgia’, donde a veces es difícil discernir que el los propiamente dramático y lo narrativo”.

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Además de su trabajo con Las Furias que, aunque no adapta ninguna obra de teatro tiene ciertas conexiones con el hecho escénico, Del Arco también se refirió en rueda de prensa al Teatro Pavón Kamikaze tras mi pregunta: «Artísticamente ha sido un bombazo, el ruido que hemos hecho ha sido brutal, la recepción del público ha sido fabulosa, y aun así ha sido una ruina gigantesca”, ha reconocido el dramaturgo, guionista, actor y director de escena. “Seguiremos tirando de la cuerda hasta que no podamos más, tampoco me voy a hipotecar la casa o a pagar por hacer teatro”, ha añadido. Con esta segunda temporada, esperan conseguir interés por parte de las administraciones, algo que no ha pasado hasta ahora: “Sobre el papel le gustaba a todo el mundo, pero nadie daba un paso adelante. Creo que eso es un problema de la cultura de este país.”, ha advertido como balance de la primera temporada y avance de una segunda temporada que está dando sus primeros pistoletazos con Antígona que supone el debut teatral de un actor vinculado al propio Palacio de la Magdalena. Se trata de Yon González, que fue el protagonista de Gran Hotel, grabada en este espacio que es sede la UIMP. Fue tras ver Misántropo cuando el conocido actor se interesó por el trabajo de Miguel del Arco. Cuando el director le ofreció un pequeño papel en la función que se ve estos días en el Pavón. Kamikaze lo tuvo claro y no lo dudó. La presencia del actor se siente cada tarde en el teatro con la presencia de multitud de adolescentes esperándole en la puerta, aunque sólo alguna suelta entra a ver la función como admitió el director con una sonrisa. Cantabria ha sido precisamente esencial en su película ya que los paisajes de la tierruca son protagonistas en la cinta: “Decidí que la película tenía que rodarse en el norte para conseguir esa inquietud ancestral que produce la naturaleza”.

Parece claro que el cine y el teatro, aunque con una relación inestable en el tiempo, seguirán ligados en el futuro con propuestas como una posible adaptación de El Arte de la Entrevista que prepara Paula Ortiz junto al propio Juan Mayorga, autor de la obra teatral. Durante una semana hemos podido disfrutar en primera persona de esa relación teatro-cine gracias al empuje de José Manuel González Herrán, catedrático de Literatura Española y profesor emérito de la Universidad de Santiago de Compostela y el secretario Anxo Abuín, profesor titular de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Santiago de Compostela. Confiamos que en el próximo verano podamos seguir analizando la relación del cine y la literatura como ya se hizo también el año pasado en el referido a Mario Camus.

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Del Arco junto a los responsables del curso en una foto de Esteban Cobo
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Siglo de Oro que estás en los escenarios…

Carlos Saura y Els Joglars se han lanzado a la puesta en escena de dos textos procedentes de ese período dorado de nuestro teatro. Lo han hecho eso sí, con versiones totalmente libres, pero a la vez sin faltar a la esencia de los textos. El coloquio de los perros y El gran teatro mundo son dos buenos ejemplos de cómo hacer teatro clásico alejado de convencionalismos. Para el primero ya no queda ni una entrada. Afortunados los que puedan disfrutarla.

el-coloquio-de-los-perrosRamón Fontseré se enfrenta a su primera dirección tras la marcha del alma máter de Els Joglars, Albert Boadella. Lo hace con una novela ejemplar de Cervantes y no con una obra de teatro, recordemos lo poco afinado que estaba en la dramaturgia el autor del Quijote, como muestra la espantosa La gran sultana. Como de costumbre, el grupo catalán hace de su capa un sayo y utiliza la escusa del texto cervantino para criticar la pudredumbre de nuestra sociedad. Hay palos para la clase política imperante y para el pueblo que trata a los perros como si hijos suyos fuesen. Desde luego que no se nota la marcha de Boadella. El coloquio de los perros es un montaje brillante con unos intérpretes, el propio Fontseré se lleva la función de calle, magníficos. Utilizando un juego de máscaras, otra seña de identidad de Els Joglars, los actores se transforman en un buen puñado de estereotipos, que no por serlo dejan de ser acertados, que describen el absurdo que nos toca vivir. Sin miedo a «tocar» el texto, se ha conseguido un montaje totalmente libre que, sin embargo, mantiene la esencia de la novela ejemplar de Cervantes. Tan divertida y ácida como siempre. Larga vida a Els Joglars.

granteatro_fotosergioparra_119_web[1]Leyendo las memorias de Adolfo Marsillach compruebo con estupefacción que sus primeros montajes en la CNTC fueron vapuleados por la crítica por no declamar el verso los actores. Bueno, uno sí lo hacía, José Luis Pellicena, que era el único que salía ‘glorificado’  en esas críticas. Marsillach se empeñó en decir el verso de una forma natural. Esa tendencia ha creado escuela y, menos mal, ya no se declama el verso. Carlos Saura nos regala un gran teatro del mundo que cuestiona, con respeto, el texto de Calderón. Estamos en una suerte de ensayo general de la función que el propio Calderón va a dirigir. Las actores increpan al autor, no entienden el sentido de los versos y, quién mejor que él, para explicarlo. Saura ha creado un espectáculo muy visual, realmente impresionantes las proyecciones en tres dimensiones del comienzo, donde todos los elementos ayudar a meterse en la historia. Curiosamente, tan politicamente incorrecto como es este montaje, en el fondo reivindica de una forma dignísima la obra. Saura ha tomado los pasajes que le han parecido capitales, que los actores dicen de una forma tan natural que parece del siglo XXI, dando la mejor imagen posible de la obra calderoniana. No nos engañamos, una visión historicista del texto en pleno 2013 hubiese sido un peñazo, hablando alto y claro. Se ha rodeado de unos actores a los que dedicaría una ovación cerrada. Empezando por Manuel Morón, uno de los mejores actores que tenemos en España, como mundo, pasando por el televisivo y teatralmente comprometido Raúl Fernández como el rico. Otra mención más: José Luis García Pérez como Calderón. Ya he mostrado mi admiración en varias ocasiones, pero hoy no puedo dejar de volver a hacerlo. Otro grande las tablas. Y así podría mencionarlo a todos: Emilio Buale, imponente rey, Antonio Gil, Fele Martínez… Y además, las licencias de Saura «aligeran» el autosacramental: esa escena de la actriz- bailarina presuntuosa es divertidísima. Esas figuras que retrató Calderón han mutado, pero en el fondo todo sigue igual.

 Pero no cambia mi amor
Por mas lejos que me encuentre
Ni el recuerdo ni el dolor
De mi pueblo y de mi gente

Y el próximo sábado, un nuevo estreno. Se trata de Historia de el loco Cardenio, una de las producciones de este año del  Instituto del Teatro de Madrid. A las  21:00 horas en la nueva sala de teatro Nave 73 con adaptación del texto de Shakespeare y Fletcher a cargo del director del ITEM, Javier Huerta Calvo. Un estreno absoluto en Madrid.

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La Historia de Cardenio es un texto tan inquietante como fascinante. Inquietante, porque lleva consigo el enigma de si fue escrito o no por William Shakespeare. Las últimas investigaciones apuntan a que, efectivamente, el bardo de Stratford-upon-Avon se interesó por el célebre episodio que Cervantes relata en la primera parte de El Quijote, y accedió a llevarlo a las tablas con la colaboración de un dramaturgo menor, John Fletcher.
Es un texto también fascinante por mostrarnos lo que pudo ser en aquel tiempo, por encima de las distancias geográficas y lingüísticas, la relación entre los dos escritores más universales y acaso más decisivos y trascendentes de la historia de la literatura: Cervantes y Shakespeare, Shakespeare y Cervantes, unidos, además, por la hermosa leyenda según la cual murieron el mismo día.

Traducida al inglés en 1612, la primera parte de El Quijote debió causar honda impresión en Shakespeare. La originalísima traza de una historia difícil de encasillar en ningún género de la época, la no menos original personalidad de su protagonista, el genial sentido del humor, especialmente apreciado por los ingleses que pronto lo harán suyo (Sterne, Fielding, Dickens…), fueron, sin duda, atractivos irresistibles para un dramaturgo como Shakespeare, a la búsqueda siempre de temas que tuvieran el suficiente impacto para funcionar sobre las tablas.

Uno de esos temas es la locura. Shakespeare lo había llevado ya a algunas de sus tragedias: Hamlet, El rey Lear… El personaje del loco -el gracioso del teatro español- no falta tampoco en casi todas las comedias. De la historia cervantina de Cardenio no sólo pudo atraerle la locura, sino la relación que esta tenía con el amor y, sobre todo -y esto era más novedoso- con la amistad, pues que de una amistad traicionada surge el desvarío del protagonista.
Locura, amor, amistad… He aquí los tres componentes básicos en que se fundamenta la comedia. La versión que de esta obra -que se estrena por vez primera en España- ha realizado la compañía ITEM/SIGLO DE ORO añade a esos componentes el humor y, sobre todo, el entusiasmo con el propósito de alcanzar la fórmula perfecta del verdadero teatro.

Javier Huerta Calvo

Autor de la versión.