Notas de un verano escénico (III): Propuestas para todos

La cartelera madrileña sigue en plena erupción en pleno verano. Mucho ha cambiado la ciudad con respecto a otros veranos en que en estas fechas los teatros estaban «cerrados por vacaciones». La multiprogramación del Teatro Lara, por ejemplo, no descansa en verano y los principales teatros privados no cesan su actividad durante estos días.

El Lara, propuestas para todos. Además de La Llamada y Burundanga, espectáculos emblemáticos de la sala sita en la Corredera Baja de San Pablo, se suceden espectáculos de distinto índole. Escogemos 3 espectáculos por diferentes motivos. Con el sonido de su exitoso La Llamada colándose por paredes de la Sala Pequeña del Lara, su productor, Mariano Piñero, ha estrenado La Pilarcita, una obra con aroma a costumbrismo andaluz en la que brillan con luz propia Mona Martínez. Gracias a la voz y el encanto de Álex de Lucas tiene un aroma especial esta correcta función que fue aplaudida con fervor ayer domingo cuando me acerqué a verla. También en el Lara he visto No Soy Dean Marty, una historia de corta duración en la que sobresale el trabajo actoral de los espléndidos Fernando Tielve y Héctor Molina. En La Partida tres amigos se reúnen para jugar su partida y confraternizar entre ellos. Parece que poco tienen en común, pero siguen siendo amigos. Y a medida que avanza la historia vamos descubriendo lo que «se esconde bajo el felpudo». Sí, muy Arte, aunque la obra transcurra por otros derroteros después. Muchas risas aseguradas en este particular tratado sobre la amistad con tres intérpretes en estado de gracia (cómica).

Risas en pareja y un inmenso Daniel Guzmán en La Latina. Quizás sea Dos + Dos la obra con la que más me he reído esta temporada, si eso es posible medirlo. La culpa: un texto francamente divertido que han adaptado a la realidad española Olga Iglesias, Maite Pérez Astorga  y David Serrano a partir de la cinta original de Daniel Cúparo y Juan Vera. Si algo tiene que tener una buena comedia es ritmo y en esta David Serrano acompañado por Maite Pérez Astorga han sabido imprimir a esta historia eso que hace que una comedia no te deje respiro. Y en el reparto brilla un nombre, sin desmerecer a los otros intépretes que también están estupendos, y ese es sin duda el de Daniel Guzmán. Quizás sea ese ser normal, con el que muchos espectadores se sentirán identificados, pero lo que consigue, esa empatía maravillosa, solo la consiguen los buenos comedias. Y sí, él es un cómico estupendo y un dramático también si se tercia, desde luego.  Puedes escuchar a Serrano en la reciente entrevista que nos concedió en QUICK DESDE MI BUTACA.

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Pablo Carbonell mostró El Mundo de la Tarántula antes de ceder el testigo a Shakespeare en el Bellas Artes. Es interesante seguir la pista de la gira de esta obra que ha dirigido José Troncoso. Este biopic teatral más allá de estar salpicado de divertidas anécdotas y canciones encuentra su punto álgido como homenaje emotivo y sincero a Pedro Reyes cuando emocionado este showman nos regala un Moon River que deja al público sin palabras. Volveré en breve a este teatro a ver La Comedia de los Enredos.

La Celestina, otro gran trabajo de Atalaya Teatro. Cuando uno va a ver un espectáculo de esta compañía ya sabe que se va a encontrar un espectáculo con una línea muy marcada. Aún en la cabeza con su Madre Coraje disfruté de nuevo del buen hacer de esta compañía, muy especialmente de su protagonista,  Carmen Gallardo, que da peso y entidad a esta puesta en escena que vuelve a huir de alardes escenográficos para centrarse en la palabra con una versión legible y entretenida para el espectador.

Nunca el verso fue tan divertido. En Nave 73 dentro de sus citas con los clásicos veraniega he visto Guateque 69. Esta es la historia de tres amantes, Marcos, Roque y Pablo. Tres amantes de pacotilla liderados por un alcahuete cantamañanas llamado Gibaja, al ataque de Serafina y Matea, hermanas a más señas, amante de todo hombre la segunda, dueña de si misma la primera. ¿Cómo convencerá Serafina a Matea para que no se case? ¿Cómo convencerá Matea a Serafina para que la deje casar? ¿Cómo casará a ambas Gibaja, si sólo tiene a mano a tres cenutrios como tres soles (enormes y luminosos)? ¿Está Matea en celo? ¿Es Serafina lesbiana? ¿Sabe lo que hace Gibaja? ¿Son imbéciles todos los hombres o sólo en grupo? ¿Quién ganará Eurovisión? ¿A qué huelen las nubes? Todo esto y mucho más, en Guateque 69.

El Truco de Olej, la joya oculta de la cartelera estival. Puedo que no hayan reparado en que se puede ver teatro negro en Madrid este verano. Pues sí, el Teatro Fígaro de Smedia ha apostado por una excelente propuesta para toda la familia. Todo lo que han podido soñar que pudiese pasar en un circo pasa en este espectáculo que es un verdadero disfrute para grandes y pequeños.

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La Firma Invitada: Peris Romano, el hombre detrás del éxito de «Los Miércoles No Existen»

Creo que la intrahistoria y el proceso de trabajo que hay detrás de Los miércoles no existen ha sido muy poco convencional, y si llego a saber todo lo que iba a ocurrir en estos 3 años, hubiera ido acompañado de una cámara de manera permanente. Tendría un documental de lo más interesante, un viaje humano y profesional, culminado ahora con el estreno de la película y el arranque de la quinta temporada sobre las tablas.

Trataré de contar la versión corta de la historia, a ver si me sale.

A mediados de 2012, en plena crisis, termino de escribir el guión de la que esperaba fuera mi segunda película. En ese momento el sector está descolocado, todo es incertidumbre y las perspectivas no son buenas. No es que no se produzca cine, pero se hace con cuentagotas. Sólo algunos privilegiados levantaban sus proyectos. Si yo quería ser uno de ellos, tenía que encontrar la manera de llamar la atención.

En pleno boom teatral, con el nacimiento de nuevos espacios y un público receptivo a nuevas propuestas, me surge la posibilidad de adaptar mi guión a un escenario. Era la primera vez que hacía teatro, así que con respeto, pero sin miedo, me lance. En esos momentos era la mejor manera de enseñar mi historia. Trataría de hacer “en directo” la película que tenía en la cabeza. Pensé que así, tras leer mi guión, el posible productor podría visualizarla y diferenciarla (o no) del resto de propuestas que le llegaban.

Os ahorraré el proceso, pero el resultado o lo que me salió de un “ya que me pongo” fue: dos repartos en días alternos de jueves a domingo, 12 actores, 2 músicos, un mismo texto y dos maneras de interpretarlo. El tono de uno de los repartos seria más Indie, intimista, tipo Sundance. El otro comercial, a por la comedia taquillera. Ah sí, y música en directo. Y ya que nos ponemos que canten los actores. Bailar no mucho, que siempre queda mal.

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Es decir, podías ver un mismo guión, interpretado de dos maneras muy diferentes, pero que funcionaban y tenían sentido. Nadie se imitaba, todos hacían una versión de su personaje. Incluso el repertorio de los músicos cambiaba dependiendo de si actuaba con un reparto u otro. Podías ver la versión “Indie” con música comercial y la versión “taquillera” con Indie-pop, y en cuanto cambiaba un actor todo era nuevo, diferente, pero con el mismo resultado satisfactorio. A estas alturas ha habido múltiples versiones y todas han sido únicas.

En fin, me salto los pormenores de lo que supuso para todos aquello en ensayos, logística, tiempo, desgaste y voy directo al balance de lo que teníamos antes del estreno: propuesta arriesgada, 6 únicas semanas en una pequeña sala fuera de circuito y recién inagurada (la desaparecida El Sol de York). Actores conocidos, otros menos y sin contar familia y amigos, las redes sociales como única plataforma de lanzamiento… ¿Quién coño va a venir a vernos? Como algunos espectadores decían, ¡era una puta Gynkana!

Pero el milagro ocurrió.

Arrancamos un 21 de marzo de 2013, y desde el primer fin de semana nos vimos superados. De las 170 localidades que tenía la sala, agotamos todas casi a diario durante las primeras 6 semanas. Y fue a más. El boca a boca crecía y ampliamos nuestra estancia hasta un total de 13 semanas, lo que nos puso en el mapa y dimos el salto al circuito comercial. Al Teatro Lara, nada menos. Donde seguimos creciendo.

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El resto, dejando a un lado los momentos malos y bajonas habituales, también os lo podéis imaginar.

Desde entonces han sido 5 temporadas en Madrid, hemos visitado más de 20 ciudades y han visto la función cerca de 90.000 espectadores.

Los miércoles no existen ha sido un “work in progress” increíble. Ha sido un trabajo vivo y en continua evolución. No es habitual tener la oportunidad de corregir o pulir un texto tanto viendo los avances función a función; o tener a más de 20 actores exprimiendo las historias y los personajes, aportando su impronta y además poder elegir lo mejor de todos ellos; o probar semana a semana lo que has trabajado con el público que te “señala” donde aciertas o fallas, donde se divierte, se aburre o se emociona.

Todo nos superó tanto, que nunca llamé a un productor para que fuera a ver la función. Al final vinieron ellos y aquí estoy, hablando de la película. ¡Quien me lo iba a decir!

Mirando atrás y tratando de analizar lo sucedido lo más objetivamente posible (si eso puede ser), creo que el éxito de Los miércoles no existen se debe a la conexión con lo que contamos y cómo lo contamos. Le hablamos de tú a tú al público. Todo lo que le sucede a los personajes en el escenario es verdad y el espectador de manera inevitable acaba empatizando, conectando e identificándose.

En los tiempos que corren la gente necesita golpes de realidad desde un punto de vista optimista a la vez que realista. Sí, hay drama, pero también mucha comedia. Es una manera diferente de contar la vida. O la menos, mi manera, la nuestra, la de los miércoles…

Creo que la adaptación al cine no solo cuenta una historia, si no que además reúne y refleja en la pantalla lo que ha sido toda esta experiencia. Es el resultado del trabajo de mucha gente y, estaré agradecido eternamente a todos los que empezaron esto conmigo.

Gorka Otxoa, Irene Anula, Luís Callejo, Daniel Guzmán, Javier Rey, William Miller, Mónica Regueiro, Maite Pérez Astorga, Armando del Río, Ester Rodríguez, Alberto Matesanz, Bárbara Grandío, Eva Ugarte, Marta Solaz, Diana Palazón y Dani Muriel.

Gracias a todos ellos y muchos más, los miércoles existirán para siempre.

Junto a María León en la adaptación cinematográfica.
Junto a María León en la adaptación cinematográfica.

Daniel Guzmán: «Si no sueñas, no vives»

Si hay una palabra que se repite cuando Daniel Guzmán habla de su personal ópera prima, A cambio de nada, es la palabra «Sueño». Y precisamente, su cortometraje Sueños fue el primer pasito hacia este A cambio de nada que acaba de estrenar tras casi una década de esfuerzo. Tras el éxito sin precedentes de Aquí no hay quien viva, que le hizo perder lo que es para él lo más importante: El anonimato, decidió parar en seco y centrarse en su proyecto más personal. Ese sueño por el que ha luchado tanto ha merecido la pena. Premiado en Málaga y con el cariño del público que está acudiendo a las salas a verla: «El mayor premio es ver cómo el público ha conectado con la película y la película ha conectado con el público» dice con una sonrisa de satisfacción. Hablamos con él en el Teatro Fígaro, donde representa Los miércoles no existen, una obra con la que se ha reencontrado con su profesión tras tantos años alejado de los focos. Siéntense en sus butacas y disfruten de este soñador empedernido.

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¿Cuáles son las claves del éxito de Los miércoles no existen?

La cercanía de unas historias muy reales, con las que el público se identifica de inmediato. Interactuas con ellos, se convierten en parte activa. Creo que responde a un estilo y a una forma de hacer teatro más cercano al público que el convencional y eso es lo que ha convertido a esta obra en un verdadero fenómeno.

¿Cómo llevas este sistema de varios repartos que os rotáis en las funciones?

Me incorporé ya en el Sol de York, nada más empezar las funciones. Me gusta trabajar con lo que ocurre en el momento. Mi personaje lo hacemos diferente cada actor. Es un proceso muy activo al poder trabajar con otros actores y eso me encanta. Tienes que estar muy vivo. En mi reparto no fijamos las cosas, son diferentes las reacciones, te relacionas de forma diferente con uno u otro reparto.

Has vuelto a las tablas tras casi una década sin actuar…

Llevaba nueve años por la película sin actuar. He estado separado de mi oficio de actor. Volver con Recortes fue una experiencia muy especial. Me daba la réplica el espectador. Algo muy diferente a lo que había hecho. Estar en el Lara con las dos funciones fue un buen reencuentro con mi oficio, además de hacer Velvet.  El teatro me ha hecho volver a reinventarme como actor.

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¿Ha merecido la pena dejarlo todo tanto tiempo por A cambio de nada?

Es muy duro, un camino del que no veía el final. Lo he soportado con mucha paciencia y mucha obstinación y al final lo he conseguido. Encontré cosas muy interesantes escribiéndolo. Es un oficio apasionante. A pesar de haber sido tan difícil, este proyecto ha merecido la pena. El final del viaje está siendo muy bonito. Jurado y crítica han coincidido y eso es muy gratificante. De entrada, me descolocó mucho toda esta repercusión mediática después de estar tantos años alejado de los focos, centrado en este proyecto. Eso creó unas expectativas que a mi me incomodaban ciertamente. Lo bueno es que el final del viaje ha sido maravilloso. En redes sociales, la reacción del público ha sido emocionante, esa es la mayor satisfacción. El mayor premio es ver cómo el público ha conectado con la película y la película ha conectado con el público.

En la película se mezclan actores profesionales con gente que no lo es, ¿Cómo se consigue dar verdad a esa mezcolanza de caracteres?

Hemos hecho un trabajo muy específico para que no se note la diferencia. Necesitaba mucha verdad en los personajes. Creo que la clave ha estado en cómo se han enriquecido los profesionales con los no profesionales y al contrario. Tuve claro que quería esa mezcla, ese neorrealismo con todos los defectos e imperfecciones que pueda llegar a tener. El público valora la autenticidad que hay detrás de la película, más allá de sus imperfecciones.

¿Qué le ha enseñado el mundo del boxeo a Daniel Guzmán?

Si no hay sacrificio encima del ring sufres, al igual que en la vida. Si no te dedicas a tu trabajo, vas a sufrir. Por ejemplo, si no preparas el guión, la película no puede salir bien. Lo bueno es que hay una relación proporcional entre tu sacrificio y tu disciplina con el resultado que puedes llegar a conseguir en el ring y en la vida.

Paraste en seco en mitad del huracán mediático de Aquí no hay quien viva….

Estos años han sido esenciales para encontrar respuestas sobre mi vida. Este oficio es muy contradictorio. Tú necesitas al público y que responda con su cariño, pero si te haces conocido pierdes tu intimidad. Tú no sabes lo que es la intimidad hasta que te la quitan. Perder el anonimato es el mayor peaje que hay que pagar por tener éxito en esta profesión. Lo asumo, pero me molesta haber perdido un poco de libertad en mi vida diaria.

¿En qué han cambiado los Sueños de los que hablaba el adolescente grafitero con los del flamante ganador del Festival de Málaga?

No creo que haya cambiado mucho, si no que creo que sigo soñando incluso más que cuando era un adolescente. De hecho, esta película es un sueño que podría no haberse hecho realidad. Se ha hecho realidad por la capacidad de poder soñar, de creer en tus propios sueños. Si no siguiera soñando, la realidad no me haría feliz. Siempre he apostado por mis sueños hasta el final. Si no sueñas, no vives.