Un pequeño aperitivo de una década DESDE MI BUTACA

Esta semana, DESDE MI BUTACA cumple una década en la red. En marzo de 2005 nacía esta web, cuando aún la red no vivía el boom de los espacios dedicados a la información teatral. En sus primeros meses de vida hablamos de obras como Hoy: El Diario de Adán y Eva con Miguel Ángel Solá, uno de nuestros primeros entrevistados. Desde entonces, unos 800 personajes del ámbito cultural han contribuido a que este espacio haya contado con el aprecio de los lectores, tanto los anónimos como los protagonistas de la actividad escénica y cultural en general.

Y para celebrar que seguimos resistiendo por y para el teatro, tenemos algunos platos que avanzaros del menú que estamos preparando para celebrar esta efemérides.

El primero llegará este viernes, Día Mundial del Teatro. Se trata de una entrevista que teníamos muchas ganas de hacer. Ella es nuestra madrina en este aniversario. Julia Gutiérrez Caba, una mujer de la escena en toda regla con la que hemos hablado de una carrera, de un oficio que la ha llevado a trabajar con nombres como el de Miguel Mihura o Alberto Closas.

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Y muy pronto tendremos también un encuentro entre un autor y el director de su obra. Una charla distendida entre Carlos Martín, director de Dakota, y Jordi Galcerán. En la conversación se habla del papel de la crítica, del tono de una de las comedias más alocadas de Galcerán… Un encuentro que, en fin, derrocha puro teatro, cuando la obra está a punto de subir el telón. Será el próximo jueves 2 de abril en el Teatro Lara. Y en esta ocasión, DESDE MI BUTACA COMUNICA se encargará de la comunicación del espectáculo.

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El teatro desde «La banqueta» de Ricard Borrás y Pep Ferrer

Su línea de salida en la interpretación fue el Instituto del Teatro de Barcelona. Entonces se les metió el «gusano infeccioso» del teatro que les ha llevado a ser mil y un personajes que nunca desearían ser en la vida real. Y aunque el personaje se quede sobre el escenario, ellos impregnan a cada personaje de un trocito de su personalidad. Ahora Ricard Borrás y Pep Ferrer discuten por hacerse un huequecito en «La banqueta» que comparten en el teatro para seguir montando y desmontando cual cómicos de la legua en cada plaza de España. Comparten una mirada teatral semejante y una vocación innata: «Es mi vida y pertenezco a esta tribu, en la que moriré de hambre o de lo que sea» comenta un concienciado Ricard Borrás. Y con ellos compartimos este día tan especial en el que el TEATRO tiene tantas historias que seguir compartiendo con los espectadores.

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¿Cómo es el humor que caracteriza a La banqueta?

Pep Ferrer: Es un humor que se ataca de una forma inteligible a través de las relaciones humanas.

Ricard: Caracterizado por el doble sentido. El autor coge temas aparentemente serios, pero se enfrenta a ellos con un esquisito sentido del humor. Toma un tema como la amistad para dar rienda suelta a un sentido del humor muy particular…

Pep Ferrer: Con un puntito surrealista, pero perfectamente digerible para el gran público.

¿Cómo son estos dos concertistas condenados a entenderse?

P: Tocan el piano a cuatro manos, su nexo en común es la banqueta. El roce hace que aparezca el conflicto. Son dos músicos mediocres que solo brillan juntos.

R: Juntos han descubierto la gallina de los huevos de oro y ahora están hartos de compartir experiencias. El uno cree que el problema es del otro y viceversa.

Ambos han trabajado varias veces a las órdenes de Paco Mir, ¿Qué tiene de especial el trabajo con él?

P: Ha llegado un momento de entendimiento tal que levanta una ceja y sé exactamente lo que me quiere decir. Además, es un director que va directo, tiene pocos remilgos, te dice a la cara si no le ha gustado. Te exige mucho y eso es bueno. Al público hay que darle lo mejor y él lo sabe perfectamente.

R: Cuando dirige, él presupone que ya conoces bien tu oficio, tus recursos… A partir de ahí, te empieza a exigir una dedicación y precisión totales… La obra se ha ido moldeando entre Paco y nosotros como actores… Hemos tenido que establecer una relación entre Pep y yo muy fuerte. Hemos creado un camino en el que Paco ha sido nuestro maestro. Noto que estamos en el mismo barco y es que es muy importante que no estés “solo” en el escenario. Decía un antiguo cómico que el teatro no es lo que tú hagas, sino que es la visión del otro y cómo llega al público. Llegar al público por tu relación con el compañero de enfrente…

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Una instantánea de «La banqueta»

P: Hay que estar con tu compañero, conocer sus resortes y si te lanza el texto de una forma diferente, saber responderle. Cada día te sientes de una forma diferente. El público no lo va a saber nunca, pero tú notas el estado anímico de tu compañero.

R: Es imprescindible en el teatro tener una constante observación del otro y eso te permite que el otro también pueda intervenir en tu trabajo.

P: Mi vida se podría resumir por todas las historias que he contado encima de un escenario.

R: El arte en vivo es insustituible. En un momento en que la tecnología ha llegado a unas cuotas inmensas, lo único que sigue siendo ritual es salir de casa y asistir en comunidad al teatro. Esa mentira compartida con el público creo que es lo que lo hace más transformador. El teatro implica a los espectadores, deja más huella en la psique de las personas que el contenido “enlatado”.

P: Llega la catarsis. Cuando sales de ver algo que te “toca” quieres comentar lo que has visto en escena. En La banqueta estamos intentando que al espectador le resuenen sus relaciones personales cuando vengan a vernos.

R: Lo que tiene de maravilloso La banqueta es que nosotros vamos sin red, solos ante el peligro. Es un reto hacer este tipo de teatro.

Me gustaría detenerme en dos experiencias que les han unido a creadores internacionales. En el caso de Pep trabajó con John Strasberg y Ricard trabajó a las órdenes de John Malkovich…

P: Hicieron un casting para el Centro Dramático Nacional y me cogieron para un papel pequeñito en María Rosa de Ángel Guimerá en el Condal. Allí conocí a Mario Gas, Julieta Serrano… Aluciné al entrar en esa compañía. Más tarde hice un curso con él y me dirigió en Espectros de Ibsen. Me hizo dar una vuelta de rosca a mis resortes interpretativos y quitarme los vicios que como actor tenía. Aprendí muchísimo de él y llegamos a compenetrarnos muy bien.

R: Malkovich viene a España a hacer una obra que se llama Hysteria y me llamaron para el casting. Lo hice en francés y nos caímos bien. Me gustó cómo empezó los ensayos. Nos dijo que nos olvidásemos de que él era una estrella, que pensásemos que era un director más para así poder intimar más con él. Fue una experiencia muy sugestiva, nos invitaba a restaurantes muy buenos… Es un tipo muy filosófico. Estuvimos mes y medio. Es una persona muy exigente y peculiar. Además, si yo me animé a producir es por su apoyo en esos momentos. Él tiene un teatro en Estados Unidos y me dió los contactos adecuados en Francia para poder sacar adelante mi carrera como productor.

Pep, esta temporada seguimos viéndole en la piel de Maurín, el socio de Antonio Alcántara, un personaje episódico cuya presencia se ha extendido durante varios años…

Nació como un personaje capitular para un único capítulo de Cuéntame cómo pasó, pero que ha ido creciendo a medida que ha ido evolucionando la relación con Antonio Alcántara. En esta temporada, estoy teniendo mayor protagonismo. Nunca sabes en qué dirección va a ir. Resulta que ahora soy hermanastro de Juan Echanove.

Ricard, entre los trabajos que ha realizado a las órdenes de Mario Gas imagino que fue especialmente gratificante participar en Mérida en el Golfus de Roma

Pasa una cosa curiosa con esta obra. Yo me había comprometido con una obra para el Grec y cuando iba a mandar el contrato firmado, se estropeó la fotocopiadora… Entonces, me llama Mario y me ofrece Golfus de Roma, en un momento en el que yo andaba un poquito mal a nivel personal. No me lo pensé, ¡Había tanta gente que eran amigos en la obra! Total, que el director de la otra obra que iba a hacer aún está buscándome para darme una colleja…

(Risas)

La verdad es que fue una experiencia muy grata y encima conocí a mi mujer, con la que llevo ya 20 años. Era en Mérida y lo tuvimos que ensayar por las noches, hacía mucho calor por el día y nos corrimos unas fiestas… Y lo bonito es que mis hijos son producto de esa fotocopiadora que no funcionó.

Sus primeros pasos en la interpretación en serio fueron en el Instituto del Teatro de Barcelona, ¿Qué aprendieron de las enseñanzas de aquella época?

P: Es nuestro origen, aunque pienso que ya tienes cierto interés por este mundo antes de entrar en el mismo. Y cuando sales de allí, sigues aprendiendo, es la línea de salida. Empiezas a analizar los procesos teatrales y arrancar el motor de la interpretación.

R: Cuando yo empecé, el Instituto del Teatro era un sitio casi familiar, muy pequeñito. Éramos muy pocos, nos conocíamos todos, lo que hizo que los profesores se amoldasen en cierto modo a nuestros intereses. Nos enseñaron este oficio profesional emergentes de la época como Boadella, Lluis Pascual… Salíamos del franquismo y tuvimos la inmensa suerte de vivir un período en el que estaba todo por hacer… Había una energía y una creatividad enorme. Empezamos a trabajar fuera y eso fue una bocanada de aire fresco para nosotros. Todo ello redundó de alguna forma en nuestros trabajos futuros. 

Imagino que si “apostaron” por este oficio, el veneno del teatro se habría instalado en ustedes antes de su paso por el Instituto del Teatro…

P: Tenía un amigo que era director de teatro en Tarrasa y nos invitó a un grupo de amigos a hacer una improvisación y a partir de ahí me animé. Hice un Ionesco y de allí me fui al Instituto del Teatro y se me metió el gusano infeccioso del teatro. Te pones la máscara de personajes que en tu vida no querrías ser. Con los malos puedes explicar más sobre el ser humano. Me gusta la dualidad de esta profesión. Tienes una personalidad que no es la tuya, pero que a la vez tiene mucho de ti. Son tus estados de ánimo que reproduces en la boca de otro.

R: Yo estaba haciendo COU y nos dijeron que nos darían un punto más por apuntarnos a teatro. Y allí que nos apuntamos Juanjo Puigcorbé y yo y triunfamos en la función de fin de curso. Queríamos dedicarnos a esto, pero teníamos la negativa familiar y tuvimos que estudiar una carrera. Nos plantamos un día y nos apuntamos juntos al Instituto del Teatro. Tuvimos que hacer el camino juntos. Para mi, esto no es un trabajo, es una vocación. No sirvo para otra cosa. Si no puedo hacer teatro, lo único que podría hacer es… Teatro sea en las condiciones que sea. Es mi vida y pertenezco a esta tribu, en la que moriré de hambre o de lo que sea.

Y Tras la emoción compartida con el público, ¿Son capaces de liberarse de la carga del personaje?

P: Indudablemente te quedas con algo del personaje. Es tu cuerpo y hay muchas cosas de ti. Eso sí, cuando sales fuera tienes que deshacerte del personaje. A mi personalmente cuando hago una comedia salgo como alicaído y, en cambio, cuando hago drama salgo del teatro con una sonrisa. Cuando el personaje te absorbe realmente es en los ensayos. Ahí te planteas hasta qué haría el personaje en cada situación.

R: Completamente de acuerdo.

¿Cómo ven su futuro en este oficio Ricard Borrás y Pep Ferrer?

P: Es tan inestable este oficio y tu vida… El futuro es una incógnita muy grande. Quiero seguir con La banqueta una buena temporada y luego ya veremos… Seguiremos por aquí. Lo primero que «compras» de esta profesión es la inestabilidad que conlleva.

¿Hemos evolucionado poco desde los “vagabundos” que citaba Fernán Gómez en El viaje a ninguna parte?

R: Desde luego, eso es el espíritu de nuestra profesión, coger la furgoneta con la escenografía y seguir montando tu función por los pueblos de España. Somos nómadas y no tendríamos inconveniente en ir a trabajar a cualquier parte del mundo.

P: Los que no hacen teatro nos envidian por poder viajar tanto…

R: Y encima conocemos a chicas muy guapas. Todo esto lo que te lleva es a la conclusión de que a pesar de ser una profesión inestable, consigue compensarse con las “gratificaciones” que te da.

Broadway-Gran Vía, cruce de caminos

Cada noche los musicales El Rey León y Follies cuelgan el cartel de no hay localidades. Estos espectáculos se han convertido en un fenómeno turístico para Madrid, que ya se codea con Londres y Nueva York como una de las capitales más importantes del género en el mundo. Para celebrar el día mundial del teatro, te ofrecemos DESDE MI BUTACA este reportaje exclusivo.

“¿Cuántas quieres?”, pregunta un hombre con gabardina gris a las puertas del Lope de Vega en plena Gran Vía madrileña. Como si de un partido de la Champions League se tratase, la reventa para El Rey León se ha convertido en algo habitual. Cada noche, algunos por negocio y otros por no poder asistir a la sesión, se colocan a la puerta del teatro para vender sus entradas al mejor postor.

"La Gran Vía" de Antonio López

La Plaza de Santa Ana está en el corazón del Barrio de las Letras, también conocido como Huertas. Está situada en pleno centro de Madrid y en las inmediaciones están calles tan conocidas como la Calle del Prado. Teatro Español preside la imponente plaza , donde estos días se representa Follies. Una plaza con mucho encanto en la que una estatua de maestro García Lorca acoge a los viandantes.

Han pasado más de treinta años desde que Lorenzo Valverde en 1977 protagonizase uno de los primeros éxitos del musical en España: El Diluvio Que Viene, un espectáculo que se mantuvo en cartel durante 7 años. Lo recuerda el propio Valverde que estos días se vuelve a subir a un escenario legendario, el Teatro Español, con un musical que solo se podrá ver en Madrid: Follies. Lorenzo Valverde, a punto de cumplir los 80 años, ve Follies como el fin de fiesta a una carrera envidiable que le ha llevado a protagonizar musicales y zarzuela, grabar discos y hacer doblaje. Consciente de que esta va a ser su última gran experiencia disfruta del trabajo junto a las nuevas generaciones de actores de musicales, para los que solo tiene palabras de elogio. Ha visto evolucionar al público de musicales y está convencido de que el musical es uno de los grandes atractivos turísticos de Madrid por la consolidación de un género que ofrece calidad en Madrid.

Gas, un enamorado de Sondheim, en una foto de Carlos Rivera

Mario Gas, director del Teatro Español desde hace ocho años, ha mostrado su interés por Stephen Sondheim montando varias de sus obras como Sweeney Tood. Con Follies vuelve a demostrar su apego por un autor que “habla de seres humanos reales con unas historias muy alejadas de los musicales más convencionales”. No faltan las críticas hacia este montaje “faraónico” sufragado con presupuesto público, pero Gas siente que ha actuado como debía: “ Estoy orgulloso de haber montado un espectáculo que da tantos puestos de trabajo. Además hemos sido muy rigurosos con el presupuesto”. El gerente del Español no es un entusiasta de los musicales que, como El Rey León, son un “calco” de los originales de Broadway: “Yo no hago fotocopias. Lo respeto, pero yo necesito proyectar mi mirada en cada obra y no hacer musicales de touroperador”. Para este musical se ha contado con un reparto de lujo con nombres como el citado Valverde, Vicky Peña, Carlos Hipólito, la sorprendente reaparición de Massiel y el debut en el musical con 86 años de Asunción Balaguer. La viuda de Paco Rabal miraba con envidia a esas vedettes que protagonizaban la revista, ese género que tantas veces disfrutó junto a su desaparecido esposo. Ahora es ella la que enseña los hombros orgullosa de poder estar en una experiencia como Follies.

Un sueño hecho realidad

Empezó hace 10 años en el teatro musical. El espectáculo de la temporada es el décimo trabajo de Sergi Albert, actor catalán curtido en la famosa compañía Dagol Dagomm. Está orgulloso de formar parte de un musical ya mítico con un personaje como Scar, el malo de la historia. Sobre el escenario cada día suben decenas de actores y bailarines de muy diversas nacionalidades. La clave del éxito es difícil de descifrar, pero Albert admite que “solo por ver la espectacularidad del comienzo ya merece la pena venir”. El buen momento del musical en España no se le escapa a este profesional de las tablas que admite que “no estaría de más que el éxito no estuviera tan concentrado en un espectáculo concreto”.

A escasos metros de ese Teatro Lope de Vega ,en el que cada noche el león más fiero de la manada ruge con fuerza, se encuentra el Teatro Rialto donde esta temporada se representa el musical Más de Cien Mentiras, el montaje con las canciones de Sabina. Detrás de este musical está uno de los padres de la celebrada película El Hijo de la Novia, Fernando Castets. Para el guionista argentino la clave del éxito del espectáculo está en que “Creo que hemos logrado hacer que encajen perfectamente las canciones en la historia de la obra”.

Un afortunado ha conseguido la ansiada entrada que el hombre de gabardina estaba ofreciendo. Ese espectador afortunado se prepara para vivir la emoción del musical más exitoso de la temporada. Su cara de alegría delata las sensaciones que espera recibir del rey de la selva y su manada. El Rey León seguirá rugiendo, al menos, hasta 2013, cuando la magia de Disney de paso a un nuevo musica en el templo de este género en Madrid, el Teatro Lope de Vega.