La vida como una entrevista ad eternum

Cecilia abre un estuche. De allí va sacando una cámara de vídeo, un trípode de patas telescópicas y un manual de instrucciones.

Y así se introduce en la casa de Cecilia, Paula y Rosa la máquina del demonio que vendrá a hacer explotar por los aires la, hasta ahora, tranquila existencia de estas tres representantes de generaciones bien distintas. Cecilia, altiva, bohemia y llena de frescura en la voz y carne de una deslumbrante Elena Rivera, destapa la caja de los truenos y ante la cámara, la abuela Rosa, sumida en las lagunas desmemoriadas de su edad avanzada, se confiesa ante la inquietante mirada de la cámara con el pilotito encendido. Y comienza así El arte de la entrevista, la última reflexión sobre la memoria y la familia del dramaturgo Juan Mayorga. Y de nuevo un extraño se vuelve a colar en el núcleo familiar. En este caso no es el sibilino voyerista de El chico de la última fila, pero sí detecto en esta obra la esencia de aquel aroma de incomodidad que supone tener un extraño en el hogar familiar en las circunstancias menos propicias. Él viene a ayudar a la anciana que interpreta Alicia Hermida, a despertarla de su letargo físico, y en cierto modo, también mental. El papel recae en un actor al que seguía la pista desde su televisivo personaje en 2 de mayo, Ramón Esquinas, y  que descubro con gusto que en teatro también cumple. Y en esta historia de secretos inconfesables, Mayorga plantea la vida como una entrevista ad eternum, en el que entrevistador y entrevistado se lanzan preguntas y respuestas, réplicas y contrarréplicas en una especie de flujo informativo constante que llega hasta el final de nuestros días. Y en este caso, al menos para mi como habitual entrevistador, la obra encuentra su «grieta» en este aspecto, en la ética de la entrevista que Mayorga introduce en el texto, ¿Es lícito publicar una respuesta que sabes va a hacer daño a los que más te quieren? El autor lanza esta pregunta, pero no nos da una respuesta cerrada, como la obra en sí, que desconcierta a parte del público por su, seguramente, deliberado final abierto. El gran teatro, en mi modesta opinión, es el que cuestiona, no el que nos da respuestas clarificadoras. Queda en el espectador la responsabilidad de sacar sus propias conclusiones.

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De todas formas, quizás sea la obra más engañosa de Mayorga. Ante una aparente sencillez argumental, como ocurre con los grandes como Pinter, se esconde un trasfondo, muchas cosas que están «bajo la alfombra» de éste, hasta ahora, casi idílico reducto familiar. Juan José Alfonso ha dirigido este interesante ring de boxeo en el que convierte Mayorga a esta entrevista vital, inevitable acordarse de las referencias al mundo pugilístico en la reciente El crítico. Por último, destacar que de alguna forma siento que esta obra sirve como relevo generacional de nuestra escena. De alguna forma siento que la «feliz coincidencia» de que las excepcionales Luisa Martín y Alicia Hermida debutasen en el María Guerrero sirve para dar «la alternativa» a Elena Rivera, que sorprende por su seguridad encima del escenario. No es fácil encontrar a una actriz joven con ese brillo tan especial en la mirada, con tanta verdad encima de las tablas.

Pilar Castro: «Sueño con crear una compañía que haga teatro que despierte a la gente»

Tras varios años centrada en el cine, Pilar Castro ha vuelto al teatro por la puerta grande. Fue la llamada de Miguel del Arco con El inspector la que abrió esta nueva etapa. Lo siguiente fue su debut como directora en Microteatro por dinero con Los enamorados. Y ahora la vemos, hasta el 2 de febrero, como la inquietante ama de llaves de Carlota en el María Guerrero. DSCF6626

¿Qué papel ocupa Velda Manning en Carlota?

Es el ama de llaves de Carlota. Es muy importante, ella siempre está a su lado advirtiéndola. Mihura construyó un personaje antipático y nos hace creer desde el principio que ella es la asesina de la protagonista, pero a la vez ella quiere mucho a su señora. Es alguien que tiene dos aristas contrapuestas, lo que le hace un papel muy disfrutable.

¿Cómo habéis trabajado con Mariano de Paco para no hacer que los personajes estén ‘pasados de rosca’?

Siempre se debe trabajar desde la verdad y más en una obra con unos personajes tan excesivos. Es una comedia rara, es difícil trabajarla. Hay que representar muy bien las situaciones de misterio. En ese sentido, Mariano nos ha dejado mucha libertad para trabajar y siempre trabajando con el otro. Es un gran elenco la verdad. Con Carmen había trabajado hace años en una serie.

La anterior experiencia escénica fue El inspector dirigida por Miguel del Arco…

Llevaba mucho tiempo sin hacer teatro, pero a una propuesta tan tentadora como la de Miguel del Arco no se podía decir que no. Tuve que afrontar mis miedos tras tanto tiempo sin subirme a un escenario. Fue un regalo poder trabajar con un capitán de barco tan excepcional del que pude aprender tanto. Es un placer volver a estar encima de un escenario. El teatro es el medio de expresión vivo más importante que existe. En estos momentos, es el único lugar en el que el público y los actores se sienten vivos.

Te has convertido en una actriz habitual en el cine de Daniel Sánchez Arévalo, ¿Qué te atrapa del trabajo de este director?

Es un creador muy especial con un talento excepcional para escribir personajes femeninos, aunque lo haga poco. Es una persona que, teniendo un universo muy particular, consigue llegar a todo el mundo. Eso es realmente complicado y él lo consigue. Lo que me gusta de trabajar con él es que te deja experimentar y solemos tener mucho tiempo para los ensayos.

Debutaste recientemente en la dirección de una función de Microteatro por dinero, ¿Cómo fue la experiencia de Los enamorados?

Hacer una obra de microteatro es más complicado de lo que parece y llega a ser hasta estresante. Gracias a esta experiencia he aprendido a apreciar aún más el trabajo de los directores. Es muy difícil hacer seis pases de la misma microfunción para que no se deteriore.

¿El juego es lo que llevó a Pilar Castro a esta profesión?

Soy actriz por la simple razón de que me encanta disfrazarme. Me gusta el juego que implica este oficio y sentirme otra desde mis vivencias. Mi padre cantaba y nos ponía a actuar y yo estuve en el Conservatoria haciendo Danza cuando era pequeña. Todo hacía presagiar que terminaría metida en este oficio.

Y si miramos hacia el futuro, ¿Con qué proyectos sueña Pilar Castro?

Me gustaría hacer más cine y montar una compañía de teatro con la que hacer un teatro muy vivo que despierte a la gente. 

Un Madrid sin teatros, Un Madrid sin ALMA: La primera del 2014

Recuperamos en estos comienzos de un nuevo curso teatral una de las series de posts que acogisteis con más entusiasmo DESDE MI BUTACA el pasado año. En esta nueva etapa del blog os proponemos un viaje por 4 propuestas escénicas muy distintas que se pueden disfrutar actualmente en la cartelera de Madrid. Y es que el cambio de año y las trabas a las que se sigue sometiendo al sector no han hecho minar la capacidad de nuestros creadores para seguir contando historias.

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Nos acercamos a la ‘teatral’ Plaza de Santa Ana para ver El cojo de Inishmaan en el Teatro Español. Si hay un adjetivo con el que calificar esta función es simplemente como ‘mágica’. Es asombroso ver la capacidad de un reparto de edades y procedencias tan distintas creando unas sinergías comunes que llegan al público de una forma muy especial. Cuando salen a escena Terele Pávez y Marisa Paredes las creemos hermanas. Esa risa cómplice y chismosa con la que acompaña Terele Pávez a su personaje nos hace quedarnos prendados de su energía, de su vitalidad y de su talento. Esa complicidad entre ambas queda patente en un gesto que puede parecer nimio a una mirada poco ducha, pero que me llamó especialmente la atención. Me refiero a como atusa el pelo a Paredes, ahí en su mirada y en sus gestos se nota una energía especial. Todo el reparto va en el mismo barco como me decía Terele en la entrevista. Y eso se nota y de qué manera. No voy a descubrir nada si digo que Enric Benavent da a cada personaje una seguridad y entrega que solo la gente que ama mucho este oficio puede conseguir. Ni que decir tiene tampoco que la dedicación y el amor por el teatro llevan a Irene Escolar a firmar otro gran trabajo con esa chulería a la que dota a ese ‘chicazo’ que la toca interpretar. Teresa Lozano, palabras mayores, pura sabiduría encima de un escenario. Y la sorpresa de la función viene por partida doble. En primer lugar, un actor joven que crece trabajo a trabajo, Adam Jezierski. Y ¿Qué decir del cojo que da título a la función? Pues que Ferrán Vilajosana construye un personaje lleno de ternura y fragilidad del que solo podemos encariñarnos. El texto de Martin McDonagh es difícil de ‘decir’ encima de un escenario. Está lleno de endiablados juegos de palabras y repeticiones que gracias a la dirección de Gerardo Vera los actores han llevado a buen término. Y sí, lo reitero, se crea ‘magia’ con este texto que ha adaptado José Luis Collado y que tendrá vida después del Español, ya que pasarán al Infanta Isabel desde el 31 de enero. No se la pierdan. Por cierto, muy pronto tendremos a Enric Benavent DESDE MI BUTACA.

Si las expectativas se cumplieron de sobra con la obra de Vera, no pasó lo mismo con lo nuevo de Tolcachir en los Teatros del Canal. Iba con ganas, la verdad. Y encima, tengo cierta vinculación afectiva con el personaje central de la función. Vamos que yo tuve mi particular ‘Emilia’ en mi infancia. Por eso, me choca que la función no me ‘removiese’ mucho. La mayor parte del reparto me pareció a un nivel inferior a lo que nos tienen acostumbrados. No me transmitían mucho, la verdad. Se salva Gloria Muñoz, que se lleva la función de calle como de costumbre y construye a un personaje en el que por momentos logré ver a la particular Emilia de mi infancia. Lo cierto es que el problema principal de la propuesta es que el texto no me atrapó en absoluto. Por supuesto, es una opinión personal, pero las expectativas eran muy altas, quizás era ese el problema, y al final no me dijo gran cosa esta propuesta de Tolcachir. Me gustaría verla en su versión original con su compañía, quizás esta historia sonaría de una forma que me atrapase más… El hecho es que esta puesta en escena me defraudó, esa es la verdad.

La siguiente parada de este tour la hacemos en el Teatro Maravillas. Desde septiembre lleva denegandole Carlos Hipólito El credito  a Luis Merlo. La nueva obra de Jordi Galcerán ha vuelto a «conectar» con el público de una forma espectacular. El autor conoce a la perfección los resortes de la comedia, que explota con ingenio en esta sencilla propuesta escénica en la que el público ríe con contagioso entusiasmo. Sobre el escenario, dos únicos actores se enfrascan en un verdadero combate diálectico, en el que Galcerán ha sacado ‘punta’ a cada una de las palabras. Y este crédito seguirá fluyendo por mucho tiempo gracias a la solvencia de dos actores que en escena dan lo mejor de si mismos. Nada mejor que leer la entrevista a Carlos Hipólito que publicaremos el próximo lunes para darse cuenta de que la química entre ambos actores es algo que trasciende el escenario: «Desde el principio he tenido una conexión personal y profesional muy especial con Luis».

Cerramos este post con otro Mihura. Hay pocas cosas que le gusten a Carlota más que el té… con medicina. En Carlota, el autor juega al relato a lo Agatha Cristhie como mejor sabe: con humor. Y caracteriza a los personajes protótipicos de la autora de La Ratonera con un humor que no oculta que el autor es un verdadero conocedor del género. Siempre me han hecho gracia las ‘intrigas’ de la escritora por lo que la propuesta me ha hecho bastante gracia. Se lleva la función de calle la triste, rara y antipática ama de llaves que interpreta Pilar Castro, a la que tendremos muy pronto DESDE MI BUTACA. Correctísima vuelta a los escenarios de Carmen Maura que destaca en este amplio reparto con otros nombres interesantes como Pedro G. De Las Heras y Natalia Hernández que llena de contagiosa comicidad la escena. La puesta en escena de este texto, lleno de regresiones, flasbacks y ‘dificultades temporales varias’ está resuelto de una forma muy limpia por parte de su director, Mariano de Paco Serrano. Están en el María Guerrero hasta el 2 de febrero.

Descubrimos los secretos de la Carlota de Carmen Maura

El director Mariano de Paco deja por un momento los clásicos del Siglo de Oro para adentrarse en otro clásico, pero contemporáneo. Tras unos años en que Mihura no ha destacado precisamente en la cartelera española, parece que vivimos un resurgimiento del autor en los escenarios de la capital. Ahora es el turno de Carlota, una obra no tan conocida en la que De Paco ha descubierto «un texto de construcción perfectísima». Están en el Teatro María Guerrero y con el aliciente de ver de nuevo en escena a Carmen Maura, de la que el director destaca que «Es la primera que está en el escenario antes de empezar la función». Una vuelta esperada que ya la está dando grandes críticas.
El director durante los ensayos en una foto de David Ruano.
El director durante los ensayos en una foto de David Ruano.

¿Qué sintió al recibir la llamada del CDN?

Tuve la sensación de que se había cumplido un sueño. Un objetivo en mi carrera profesional. La llamada de Ernesto Caballero me llenó de alegría y responsabilidad y me hizo reflexionar acerca de que el esfuerzo, el trabajo y el tesón, a veces, tienen un resultado positivo y satisfactorio. Además me hizo descubrir un texto de Mihura poco conocido y menos representado, con lo que la alegría y la responsabilidad se multiplicaron. Al colgar el teléfono me puse a trabajar y, de ahí, hasta el estreno de Carlota.

Siempre se destaca la dificultad de Mihura, de encontrar el tono adecuado para no «forzar» la risa del espectador, que los personajes no «sobreactúen», ¿Cómo ha trabajado este aspecto en los ensayos?

En primer lugar había que encontrar a un conjunto de actores de grandísima calidad técnica y talento. Ese fue el primer reto. Actores que estuvieran dispuestos a transitar la delgada línea que separa el fino humor, la ironía punzante de la que Mihura hace gala, de la comedia exagerada y grandilocuente. En ese sentido considero que el acierto ha sido pleno. Todo el elenco de Carlota se ha subido a este barco y lo ha impulsado con maestría. Se trataba de hacer muy en serio este texto de humor que había caído en nuestras manos. Decía Adolfo Marsillach que una de las claves para conseguir la buena interpretación en un texto de estas características era que los personajes no deben saber que tienen gracia, no deben conocer su comicidad. Es el espectador el que tiene que descubrirla y disfrutar con ella. Si el actor adelanta el carácter cómico del personaje le estará arrebatando al espectador la posibilidad y el disfrute de descubrirlo y reír con él. Mihura insistió mucho en la idea de encontrar para sus textos una forma especial de decirlos y de interpretarlos que estuviera basada en la poética del texto y no en la exageración paródica del perfil de los personajes.

Carlota no es precisamente uno de los textos más reconocidos del autor, ¿Qué ha descubierto en este texto sobre el teatro de Miguel Mihura?

He descubierto un texto de construcción perfectísima. Un texto divertido, que mantiene la intriga hasta el final, que tiene todos los ingredientes de la novela negra y del más puro cine negro. Un texto lleno de recursos teatrales y de sorpresas que, además, nos presenta una bellísima y complicada historia de amor y misterio. Una verdadera joya de la literatura dramática del siglo XX escrita por Miguel Mihura.

Mihura vuelve a estar presente en la cartelera tras años de cierta «sequía» con títulos como Maribel y la extraña familia o Tres sombreros de copa, ¿Usted también cree que se le ha alejado del circuito comercial por motivos ideológicos?

Creo que Miguel Mihura es un autor al que tenemos que reivindicar y un autor al que tenemos que representar más y considero que esto debe hacerse en todos los circuitos teatrales posibles. En este sentido, me parece acertadísima y necesaria la decisión de Ernesto Caballero de traer al Centro Dramático Nacional tanto a Miguel Mihura como a otros autores olvidados de su generación. Sin duda tanto los motivos ideológicos como las vicisitudes de la propia vida del autor han influido para que sus textos no hayan alcanzado la valoración que se merecen en la escena. Mihura explicó en cada momento y con todo lujo de detalles el por qué de cada una de sus decisiones y de sus opciones políticas, sociales y vitales. La grandeza de sus textos y de sus historias debe estar por encima de todo ello.

¿Cómo está resultando la experiencia de trabajar mano a mano con una actriz de la solvencia de Carmen Maura?

Está siendo una experiencia absolutamente fascinante. He dicho en varias ocasiones que si Mihura hubiese conocido la filmografía de Carmen Maura habría escrito Carlota para ella. Creo que a pesar de no conocerla se adelantó a su tiempo y lo hizo. Carlota es Carmen Maura y Carmen Maura es Carlota. El trabajo con Carmen ha sido intenso y absolutamente enriquecedor. Es nuestra mejor actriz y todo con ella ha sido muy fácil ya que lo ha dado todo en cada ensayo, y ahora en cada representación. Se ha entregado en cuerpo y alma a Carlota y esa forma de trabajar se nota en el espectáculo. Es la primera que está en el escenario antes de empezar la función y aún me sorprendo cuando la escucho entre bambalinas repasando las intervenciones que pronunciará minutos después. La admiro mucho como actriz y como persona y ha sido un auténtico placer trabajar con ella. Como dije antes el resto del reparto no ha desmerecido lo más mínimo y su talento y entrega han brillado en todo momento. Quiero a estos actores en todos mis espectáculos.

Foto de escena de David Ruano.
Foto de escena de David Ruano.

Viene de hacer un clásico como El caballero de Olmedo, ¿Cómo es su visión de este texto?

Considero El Caballero de Olmedo la mejor obra de Lope de Vega y su puesta en escena ha resultado interesante y gozosa. Admiro mucho los versos y el ritmo de este texto. Entiendo que con El Caballero de Olmedo Lope escribe una verdadera tragedia al estilo clásico y he centrado la puesta en escena precisamente en ese destino trágico del héroe. Alonso y Rodrigo son dos héroes a la manera de Héctor o Aquiles. Héroes y uel Mihura como a as obras de ue estuviera Adolfo Marsillach.ue pronto very gozosa. Admiro mucho los versos de este texto. neque aceptan decididos y sin contemplaciones el destino fatal que les llevará a la muerte en pos del amor.

Y si miramos hacia el futuro, ¿Qué proyectos tiene Mariano de Paco?

En estos momentos estoy preparando un interesantísimo proyecto con el pintor Félix de la Concha en el que se entrelaza el teatro y la pintura, que pronto verá la luz (seguramente en el Museo Thyssen) y, si puedo, haré un paréntesis tras Carlota y dedicaré un tiempo a concluir mi Tesis Doctoral sobre Adolfo Marsillach, un trabajo que me está resultando apasionante y muy enriquecedor.

Sondheim en la frontera…

George y Margaret son una idílica pareja americana. Son felices como en una comedia musical clásica. Bailan al ritmo de las alegres canciones de Gershwin en su maravillosa existencia. Ahora, han dejado atrás a sus vecinos Los Thompsons. Ahora tienen otra clase de vecinos. Están en la frontera para cumplir con su misión: Vigilar a sus vecinos y reflexionar sobre las fronteras. Juan Carlos Rubio firma Arizona, una historia en que el tiempo es circular, una paradoja. Ahora, en plena crisis, los países más desarrollados tienen que huir a países emergentes a buscar un futuro.

La obra del autor de Humo utiliza el recurso del humor como un dardo envenenado, que en este montaje cuenta con la dirección de Ignacio García. Detrás de la risa se esconde una reflexión, eso que solo consiguen los grandes autores. Son actores mexicanos los que interpretan a estos hijos de la Coca Cola y la tarta de arándanos, lo que no hace más que acrecentar esa sensación de que la vida no es más que un círculo, ¿Y si un día fuesen ellos los que vigilasen sus fronteras para que no entrasen en su país hordas de yankees desesperados? Alejandro Calva y Aurora Cano son una aparentemente feliz pareja representativa del american way of life. Viven anestesiados en su particular mundo perfecto. Incluso ella es feliz ahora en mitad de esa calurosa tierra de nadie mientras escucha música alegre, pero de repente algo cambia, un descubrimiento hace que la melodía cambie. Y  pasamos del alegre y colorista musical clásico americano al amargo Sondheim y su desgarrador Send in the clowns, que Rubio utiliza estratégicamente jugando con los resortes del teatro musical. Tornan entonces en personajes amargos, marcados, que salen de su aparente tranquilidad y monotonía, como si de un musical del célebre compositor se tratase. Y de ahí al sorprendente desenlace solo hay un paso.

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Y Juan Carlos Rubio no se conforma con ser un brillante dramaturgo, sino un gran director de actores como se puede comprobar en La monja alférez. Copa las marquesinas del María Guerrero. En la Sala de la Princesa  Arizona y en la principal La monja alférez. Seamos sinceros, el texto de la monja es espantoso de principio a fin, irrepresentable. La magia la crea Juan Carlos Rubio que firma una puesta en escena luminosa situada en una suerte de barraca de feria. Y para ser la monja no se conforma con un solo actor y acierta. Dani Muriel, que definitivamente ha encontrado su lugar en el teatro, y Ángel Ruiz, esa vis cómica que torna en fuerza escénica cuando es monja alférez es insuperable, son dos de los grandes aciertos de este montaje que se despedirá este domingo del teatro del Centro Dramático Nacional. Repito, el texto es espantoso, pero la impronta de Rubio es tal que merece la pena disfruta de esta puesta en escena.

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