Un artículo de Carlos Rivera Díaz patrocinado por Carlos Rivera Comunicación
Fotos de escena: David Ruano
Imelda Staunton, Bette Midler, Patti Lupone, Angela Lansbury, Ethel Merman y hasta Barbra Streisand luchó por ser Madame Rose en el cine. Por fin, en España tenemos nuestra versión ibérica. Nada menos que Marta Ribera. Nadie como Antonio Banderas, que está haciendo una encomiable labor de traer el mejor musical clásico a España, para dar a la actriz el papel de su vida. Gypsy es una realidad en el malagueño Teatro del Soho y es un motivo de celebración para los que amamos el género. Nunca Málaga estuvo tan cerca de convertirse en un lugar de peregrinación de los musicaleros cual Broadway ibérico. Los motivos os los cuento tras mi visita el pasado martes, en un día particularmente complejo, a este musical que sin duda junto a Los Pilares de la Tierra marcan la temporada teatral 2024-2025.
Marta Ribera, una carrera a la altura de uno de los grandes personajes de la historia del musical
No toda actriz podría interpretar un personaje de la altura de la protagonista de Gypsy. Haría falta un artículo entero solo para citar los trabajos en el musical de Marta Ribera. De Cabaret a Chicago pasando por el reciente Bailo, Bailo. De Spamalot a Grease o Jekyll y Hyde, donde compartió escenario con Raphael al que entregó el Premio del Teatro Musical de Honor. No me olvido de Company, donde conoció a Banderas que se enamoró de su trabajo. Ahora se une a la nómina de grandes divas del musical para interpretar a esta como diríamos popularmente en España «madre de la Pantoja». Un ser perdido que centra sus frustraciones artísticas en sus hijas para intentar que ellas triunfen, pero ¿Qué es el éxito? Estar en escenarios de mala muerte, de puerto en puerto como punto de enlace con un quimérico escenario de Broadway. Marta Ribera nos regala el trabajo de su vida. Aún teniendo un montón de rolles protagónicos a sus espaldas uno no puede dejar de constatar al verla respirar en la piel de su Madame Rose que este no es un personaje cualquiera. Exige por supuesto ser una excelente cantante, pero ante todo exige la verdad de una ACTRIZ que interpreta a una madre que se dirime entre el amor propio madre-hija y su ambición desmedida por conseguir el reconocimiento, ese aplauso que puede convertirse en el mayor veneno para un artista. Sobre el escenario del Soho Ribera nos deleita con algunos números que son ya historia del musical como Everything’s Coming Up Roses. Tanto es así que después de verla solo podemos constar que Antonio Banderas ha hecho la elección perfecta para este papel que cuenta además con dos excelentes apoyos en las hijas, las estupendas Laia Prats y Lydia Fairén, y en el amor de la vida de la protagonista, en manos de un impecable Carlos Seguí.

Un elenco a la altura de uno de los grandes musicales de la historia
Aunque el peso ‘cantante’ y nunca mejor dicho recae en la protagonista, tengo que aplaudir a todos y cada uno de los miembros del cast del musical. Desde luego, los personajes les van como anillo al dedo. Quiero empezar hablando de alguien que ha estado desde el principio del Teatro del Soho. Aaron Cobos ha estado en A Chorus Line, Godspell y ahora en Gypsy. Su Tulsa está lleno de una contagiosa energía y luz que traspasa el escenario con su número musical en el que nos vuelve a demostrar sus excelentes cualidades como bailarín. Tanto es la confianza de Banderas en el intérprete que ejerce también como capitán de baile y asistente de dirección. Merecido sin duda.

Dicen que no hay papeles pequeños, solo hay artistas pequeños. Desde luego es así cuando tienes a tres inmensas intérpretes juntas, pero no revueltas en el escenario. Marta Valverde es una de las grandes de nuestro musical – de hecho próximamente hará algunas funciones como Madame Rose- y siempre lo demuestra con su derroche de energía encima del escenario. Poco más que decir por ejemplo de una veterana como Carmen Conesa, también cover de Rose, y de Lorena Calero que lleva figurando en las carteleras de nuestros musicales muchos años con sobresaliente resultado. Verlas en escena es un absoluto deleite con su simpatía y buen hacer. Un verdadero trío de ases que saben sacar partido como actrices con muchas tablas que son de sus minutos sobre el escenario del Teatro del Soho.

Quiero mencionar algunos nombres más del cast. En primer lugar, otro repetidor con Banderas, Paco Morales, que ya estuvo en Company y ahora interpreta con sumo acierto al canalla Cigar. Me encantó ver también sobre el escenario a Germán Torres con su carisma contagioso habitual, Begoña Álvarez que con su sola presencia siempre cautiva y Chemari Bello, presente además en uno de los números más icónicos del musical como padre de la protagonista y después como Mr. Goldstone en una de las escenas más divertidas del espectáculo. Tampoco me olvidó del número divertidísimo de Hugo Ruiz ni del como de costumbre impecable Andrés Navarro. Además de los repetidores en el elenco, no faltan en el espléndido equipo de Banderas en el Soho nombres habituales como los de Borja Rueda con sus vistosas coreografías junto a las de Jerome Robbins, Roser Batalla en la estupenda traducción de las letras de la canciones, la simbólica escenografía de Alejandro Andújar en la que los telones son protagonistas, la iluminación siempre acertada capaz de crear ambientes únicos de Juan Gómez-Cornejo y Carlos Torrijos. Capítulo aparte merece el colorista y ecléctico vestuario de Antonio Belart y Rafael Garrigós. Al frente de la producción Marc Monserrat-Drukker con Eva Font como adjunta a la dirección de producción y Joan María Segura como ayudante de dirección y director residente.

No me quiero olvidar de la impresionante orquesta dirigida por Arturo Díez Boscovich que saca oro de la partitura con la friolera de 26 músicos desde la impresionante obertura en la que podemos ver además a toda la compañía en una especie de desfile de artistas circenses de lo más impactante. Palabras mayores. Precisamente en la noche del martes se puso en valor el trabajo de los músicos al recordar a Txema Cariñena que estuvo en Company y que tristemente acaba de fallecer.
Al final de la función un espectador al descubrir a un Banderas sonriente con el resultado de su criatura escénica viendo la función exclamó: «¡Gracias Antonio por traer a Málaga espectáculos de este nivel!» Me uno al entusiasmo. Su amor y entrega al género no va a hacer más que traernos regalos en forma de musicales como este sobresaliente Gypsy. No fue una función fácil, el teatro late al compás de la vida y esa noche la partida de Txema Cariñena y la inminente llegada de la Dana a Málaga, con mensaje casi simultáneo a la compañía a la salida cuando charlaba con ellos, hizo que la preocupación sobrevolara el ambiente. Como bien sabemos, el espectáculo debe continuar y una noche más la compañía dejó por 3 horas las preocupaciones afuera de los espectadores para hacer lo que mejor saben: Emocionarnos.



























