Admite que no entró en este oficio de comediante para ser la princesa del cuento. De pequeño, siempre la tocaba hacer los personajes masculinos: «El vestuario era más barato» dice con una sonora carcajada. En su amplio curriculum destacan multitud de experiencias en cine, teatro y televisión y especialmente aquel Bodas de Sangre que la llevó a Australia nada menos. Estuvimos con ella minutos antes de una de las representaciones de El lenguaje de tus ojos donde interpreta a una «chacha, pero con estilo«. Siéntense en sus butacas y disfruten de Mariola Fuentes, la naturalidad hecha carne, no se arrepentirán.
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Kiti Mánver: «El Ceres te da vidilla como actriz, pero no sirve para subir el caché»
La primera vez que Kiti Mánver y Juan Carlos Rubio coincidieron fue en Humo, junto al desaparecido Juan Luis Galiardo. Junto a Rubio ha aprendido a perder ciertos miedos como actriz. Ya había interpretado a hombres en varias ocasiones, pero en Las heridas del viento el proceso ha sido muy especial. Todo empezó en los ensayos, abiertos al público: «Al principio no me hacía ninguna gracia, pero sentir su respiración ha sido muy importante en este proceso». Del director y escritor de Arizona ha dicho: «Es tan lindo, es muy generoso, muy templado, me ha enseñado a perder miedos como actriz». Hoy se mostraba orgullosa por el reconocimiento que gracias a Rubio ha conseguido en el Festival de Mérida, su teléfono no paraba de sonar nada más conocerse la noticia: «Me gusta que venga de un jurado de críticos como Marcos Ordóñez y con mi querida Verónica Forqué en el mismo». Admite que los premios la gustan, pero que no sirven para aumentar el caché en un tiempo tan difícil como el actual para el teatro. Esta noche será la protagonista de las «Noches de la Biblioteca» donde interpretará textos de Cervantes, Juan García Larrondo, Luis Alberto de Cuenca y, por supuesto, de su querido Juan Carlos Rubio. La cita, titulada Verso y prosa para tres mujeres, será a las 22h en los Jardines de la Biblioteca Menéndez Pelayo.
«Éste ha sido el salón de mi marquesado». El Palacio de la Magdalena se convirtió en un plató de lujo para la serie Gran Hotel. De hecho, en el Hall Real rodó la veterana actriz. Sobre la producción de Bambú Producciones ha comentado la actriz: «Nuestras series hablan del talento que tenemos en España». Mientras los medios acreditados hacíamos las fotos de rigor, multitud de curiosos seguidores de la serie, comenzaron a sacar sus cámaras. Tenían delante a una actriz muy querida por el público y no dudaron en fotografiar el momento.
Kiti vive cantando. La que fuera ‘Chica Almodovar’: «Una etiqueta que me encanta, pero me encantaría trabajar con Pedro más», se acaba de incorporar a la serie Vive cantando con un personaje realmente alocado: «Ella no tiene conciencia de su edad, se viste como una choni y baila como una loca». Siente que de alguna forma es un reflejo del personaje protagonista que interpreta María Castro, pero cuando sea mayor. Se siente feliz por compartir reparto con compañeros a los que admira como José Luis García Pérez, María Castro o el cántabro Javier Cifrián, al que fotografiamos en exclusiva DESDE MI BUTACA. Tiene una energía envidiable. De hecho, su hijo la dice que es muy niña. Y esta ‘niña’ que sigue jugando a hacer teatro mira al futuro con ilusión: «Me quedan muchos proyectos que me encantaría realizar. Lady Macbeth sería uno de esos personajes».
Claves para una temporada teleadicta
La televisión seguirá teniendo un espacio destacado en el nuevo DESDE MI BUTACA. El curso televisivo se está desarrollando con una peculiaridad en términos de audiencia. A Telecinco, Belenazos y Quicazos aparte, le está costando recobrar el liderazgo tras años de dominio absoluto. La Voz ha vuelto con éxito, pero con menos que en la anterior temporada. Le ha salido una «mosca cojonera» en formato ficción, Isabel, la todopoderosa ficción de La Pública. Y hoy además le va a salir otra dura competencia. El tiempo entre costuras, un estreno largamente aplazado y que ha generado unas expectativas realmente grandes. Una superproducción televisiva, 500.000 euros por episodio, que ya se compara con el nivel de producción de las series de la BBC y la HBO, palabras mayores. En esta noche suicida, es difícil pronosticar un vencedor en este enfrentamiento titánico, pero está claro que nadie va a salir beneficiado. Igual la fidelidad a la serie de La 1 y el concurso de los coaches hace que El Tiempo entre Costuras no brille tanto como se esperaba. En lo que sí acertó de lleno Telecinco ha sido con el estreno de una de sus pocas tvmovies con cierta calidad que ha estrenado últimamente. Hasta ahora, la cadena ha apostado por productos de dudosa calidad del pelaje de los bochornosos biopics de Paquirri, Isabel Pantoja… Solo se salvaba de la quema, por los actores y por el buen nivel de producción, la mini serie que plasmó en pantalla la vida de la Duquesa de Alba. Pues bien, Niños Robados tiene cierta altura en el primero de sus dos capítulos. La primera parte, que cuenta lo que ocurrió en el pasado, se centra en el excelente trabajo interpretativo, como de costumbre, de Emilio Gutiérrez Caba y Blanca Portillo como el doctor y la monja que perpetraron esta trama delictiva. La segunda parte, en la que apenas aparecen 5 o 10 minutos, se centra en la búsqueda de su pasado de las madres y niñas que pasaron por las manos del doctor y la monja. El segundo capítulo parece un trasunto de un programa especial cualquiera de Espejo Público o El Programa de Ana Rosa y no aporta absolutamente nada… a nivel informativo y, por ende, narrativo. Esto me lleva a corroborar lo que suele ocurrir con estas tvmovies patrias…. Vamos, que con un capítulo a modo película, las cosas saldrían mucho mejor, pero las cadenas «rentabilizan» el producto de esa forma… La nueva serie de éxito de Antena 3, Vive cantando me generó unas expectativas demasiado altas, la verdad Tras ver el piloto, se desinfló el interés por la serie… Decidí darle una nueva oportunidad y, al final, me he enganchado. Los guiones, a caballo entre la emoción y la risa como la vida misma, son correctos, pero sobre todo me engancha, como en tantas otras series españoles, el nivel de nuestros intérpretes. María Castro es una actriz cada vez más ‘cuajada’ y se entiende que hayan apostado por ella para un papel que, en principio, estaba concebido para alguien más mayor. Poco se puede decir de la emoción, es lo que tienen las tablas, de Manuel Galiana, ¡Qué gusto da verle todas las semanas en pantalla! Más nombres: Leo Rivera, José Luis García Pérez, la frescura de Roko, Javier Cifrián, al que por fin le dan un papel con toque dramático, y su mujer en la ficción, siempre maravillosa Mariola Fuentes, a la que volveremos a ver sobre las tablas esta temporada con ese indiscutible éxito llamado El manual de la buena esposa. Y entre los regresos triunfales también ha estado, como no, ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, programa al que me he acercado por primera vez esta temporada y hasta he entendido su éxito. Tiene gracia, mucha gracia. Así, tal cual y por supuesto eso de que te ayuda a olvidar los problemas. Y también me he reído y de lo lindo con el programa de cámara oculta Los mayores gamberros, que de convierte la simpleza del formato en su mayor virtud. Esos viejecillos se han ganado el cariño del público con sus bromas erótico-festivas y su mala baba, que no hace daño ni ridiculiza a los que participan sin saberlo en ello. Una gran opción para huir del Deluxe el viernes. Y cierro con guiño a los estrenos que nos llegan de Estados Unidos, donde ya ha cerrado la segunda temporada esa obra maestra llamada The Newsroom, que con su visión cuasi heroica del periodismo ha vuelto a convencer a propios y extraños al mundo de los mass media. Y el gran atractivo del curso televisivo se llama American Horror Story, que en su tercera temporada volverá a sorprender con aquelarres de brujas, muñecas de budú humanas, esclavo-minotauro, variadito oiga. Y encima, el amigo Ryan Murphy, que verá desaparecer muy pronto a su niño del alma, Glee, nos regala el placer de ver frente a frente a dos mitos: Kathy Bates y Jessica Lange, todo un emblema ya de la terrorífica serie norteamericana.
Javier Cifrián: "Cuando pisé el teatro por primera vez…Cupido me lanzó una flecha"
“Me preguntaron que si eras famoso y yo les dije que no veía la tele”. A la orilla del mar, en una terracita costera de Santander, el camarero desconoce la identidad de nuestro entrevistado cuando unas jóvenes y su madre se acercan a Cifrián para pedirle una foto. Y eso que se ha convertido en una cara conocida no solo de la televisión, sino también del cine. En la pequeña pantalla nos ha hecho reír con Agitación + IVA y nos ha hecho sacar el Sherlock Holmes que llevamos dentro con Hermanos y Detectives. Esta historia de una pasión comenzó la tarde en que este cántabro descubrió El tartufo de Moliére y entonces el veneno del teatro se le quedó clavado en lo más hondo. Televisión, pero también cine. El próximo Oriente le abrió las puertas del Séptimo Arte de la mano de nada menos que Fernando Colomo. Aunque admite que hace menos teatro de lo que le gustaría por compromisos familiares, evocó recientemente sus tiempos de estudiante con la obra Roma en la Sala Azarte de Madrid. Ahora, le veremos por partida doble. En Vive cantando desde el próximo martes en Antena 3 será un futbolista retirado por una lesión. Una serie que ha conseguido emocionar al protagonista del cortometraje Oxitocina. Y solo un mes después vivirá una gran aventura evocando los tebeos de Zipi y Zape.
¿Cómo ha sido trabajar a las órdenes de Óskar Santos en Zipi y Zapi y el club de la canica?
Ha sido una experiencia fantástica. Aquí los protagonistas son los niños y Javier Gutiérrez. Mi personaje es de apoyo, pero a los actores nos gusta decir que no hay personaje pequeño. Trabajar con él ha sido una gran experiencia, tenía muy clara la película. Enriqueció muchísimo su dirección la idea que tenía yo sobre el personaje y la puesta en escena de cada secuencia de la película.
Haces de un profesor de gimnasia tartamudo, ¿Ha sido difícil huir de los clichés?
Hemos huido de buscar la comicidad a través de su tartamudez. No queríamos que se convirtiese en un motivo de chufla. Tiene ese defecto debido a una timidez casi enfermiza, tiene sus motivos. Me preparé con un logopeda y con la ayuda de algunos amigos intenté encontrar la verdad del personaje. Falconetti impone un régimen carcelario en el colegio y mi personaje apuesta por un modelo de educación muy diferente. Él quiere que los niños crezcan en un entorno sano, lleno de valores. Como es muy diferente su punto de vista al de las altas instancias de la institución, de alguna forma chocará con ese sistema y, por ello, será relegado a un segundo plano.
Me comentaba Javier Gutiérrez que más que una adaptación fiel al espíritu de los tebeos era una traslación de ese universo al género de aventuras y misterio de películas familiares como El club de los cinco o Los Goonies...
Totalmente. Es importante señalar que no es una adaptación de ninguno de los tebeos, es una historia totalmente nueva. Una historia familiar llena de misterio y muchas aventuras.
Vive cantando es más que una comedia… una tragicomedia como la vida misma en donde has tenido la oportunidad de interpretar un personaje, Mariano, con el que por fin vas a explotar tu vena más dramática…
Es una comedia dramática. Pretende reflejar un estrato de la vida social de nuestro país. Vemos cómo afrontan los problemas en un barrio bajo el prisma de un director que imprime su alma en cada proyecto, Miguel Albadalejo. Mariano es un hombre noble venido a menos. Es un ex jugador del Rayo Vallecano que tuvo que dejarlo todo por una lesión. Entonces, cambiará su vida completamente cuando monte el “Bar El Caño”. Empieza a ver la vida de otra manera. El triunfo nubla a la gente, pero él se ha dado cuenta de que la vida real es muy difícil de llevar. Tengo que dar las gracias por esta ‘golosina’ de personaje. Es una suerte tener un personaje dramático… sin abandonar la comedia eso sí. Esta serie me gusta por reflejar que no todo en la vida es drama ni todo es comedia. Y la guinda a esos guiones lo pone que nos hacen cantar…
Precisamente, ¿Es el karaoke se convierte en el punto de encuentro de los personajes verdad?
Sí, desde luego, aunque en mi caso yo tengo mi propia localización que es el bar. El karaoke, el bar y las casas de los vecinos del barrio van a ser las principales localizaciones.
Hablaba hace unos días con toda una veterana de las tablas como Aurora Sánchez que decía que era difícil a veces que la vieran en otro tipo de papeles, ¿Has tenido miedo al encasillamiento?
Para nada, ¿Alguna vez le dijeron a Humphrey Bogart que estaba encasillado? Lo dudo. Por esa regla de tres, un fontanero también lo está. Yo creo que lo importante son los guiones. Si estás especializado en comedia, bienvenido sea. A mi de todas formas, me gusta más la comedia. Me lo paso muy bien la verdad. Y si haces drama al final sufres. De todas formas pienso que los actores que somos capaces de hacer reír podemos hacer llorar más fácilmente. Estoy seguro que va a sorprender al público mucho si logro conmoverlos con mi personaje en la serie, aunque es un placer que me reconozcan por ser un actor que les hace pasar buenos momentos.
Volviendo a Vive cantando en el reparto se encuentran veteranos como Manuel Galiana que se mezclan con una debutante como Roko, ¿Va a ser una mezcla explosiva de intérpretes?
Desde luego y Roko va a ser la revelación de la serie. Tiene cierta formación como intérprete y eso se nota en cada una de las canciones que interpreta. Lo ha trasladado a la interpretación y hace un trabajo realmente bueno en la serie.
Y si te ocurriese como a Mariano y tuvieses que dejar tu profesión, ¿Podrías entender tu vida sin este oficio y ‘conformarte’ con otra cosa?
Está claro que algo muy trágico le tiene que pasar a un actor para que deje su oficio. La verdad es que nunca me lo he planteado y espero no tener que hacerlo nunca. Sería algo realmente duro para mi.

Previamente tuviste dos experiencias reseñables en la pequeña pantalla, Hermanos y detectives y Agitación + IVA, ¿Cómo recuerdas esos dos trabajos televisivos?
Agitación + IVA ha sido mi niño pequeño, mi primera experiencia en el primetime. Tengo un recuerdo maravilloso de esa época llena de grandes compañeros y amigos. Es un producto que habla por si solo. Nos divertíamos mucho grabándola. Me levantaba todos los días con una sonrisa por ir a pasármelo bien con mi trabajo. La verdad es que soy un afortunado. Nunca he tenido la sensación de ir a trabajar. Intento que cada experiencia sea un juego. En el programa la clave del éxito estaba en que nuestros sketches llegaban a todo tipo de públicos. Una persona se podía ver identificado con uno y otras con otro. Me siento muy orgulloso de que la gente la siga recordando con cariño gracias a las reposiciones de La 7. Con Hermanos y Detectives tuve mi primer gran trabajo en televisión, tengo un gran cariño a esa serie y a mis compañeros.
Saltamos al cine donde debutaste con El próximo Oriente, ¿Cómo fue trabajar a las órdenes de uno de los grandes de nuestro cine, Fernando Colomo?
Trabajar con él ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Como es arquitecto, tiene la película pensada a la perfección. Como vivíamos muy cerca, nos íbamos juntos al rodaje. Todos los días le preguntaba si le había jodido la película y él me contestaba que estaba muy bien. Lo que pasa es que yo tenía muy poca confianza. Mi experiencia había sido televisiva y el cine es un medio mucho más lento, pero me gusta mucho poder preparar el personaje con detenimiento. En televisión solo se repite por motivos de fuerza mayor, pero el cine es mucho más detallista.
Y del cine al cortometraje donde has participado en trabajos como Oxitocina de José Luis Santos, ¿Crees que el cortometraje es el mejor campo de pruebas de los jóvenes talentos?
Desde luego, no hay un director de cine que no haya hecho cortometrajes. Es fundamental que reciban apoyos. Deberían saber algunos de los que mandan que apoyar la cultura es sinónimo de buena imagen de un país fuera de nuestras fronteras. El mundo del cortometraje es muy diferente al del cine solo a nivel de medios. Yo venía de rodar Zipi y Zape, una superproducción, y, de repente, pasar a un corto con 600 euros de presupuesto es algo mágico. Entonces salir a pagar la OLA del coche se convierte en la principal preocupación. Es un contraste maravilloso. Estoy abierto a cualquier tipo de proyectos, son los guiones lo que me atrapa. Eso me pasó con José Luis. Me llegó el guión por alguien al que tengo muchísimo cariño como es mi amigo Paco España de Sotocine y al leerlo no pude decir que no.
Y del corto al teatro, medio en el que has participado recientemente en la obra Roma, donde una sala como Azarte os llevaría a un contacto directo con el público, ¿Cómo fue respirar con el público?
Me llevó a otro tiempo. Recordé la época en que hice teatro bar durante la carrera de Arte Dramático. Es casi otro género. Estar en una sala alternativo es algo que no tiene comparación. Oyes la respiración y, si tienes los sentidos bien agudizados, puedes escuchar los latidos de su corazón. Tiene una magia muy especial.
Me imagino que tus comienzos estarían ligados precisamente al teatro aquí en Cantabria, ¿No?
Te sorprenderá, pero nunca me he subido a un escenario en Santander. Un amigo me invitó al teatro y a los cinco minutos ya sabía qué hacer con mi vida. Quería ser actor. El veneno del teatro se quedó muy dentro de mi. Con El Tartufo de Moliere, Cúpido me lanzó una flecha y aún hoy la tengo clavada en el corazón. Cuando llevo tiempo sin trabajar, me doy cuenta de que lo necesito, es algo totalmente vocacional. Después de esa función, me apunté a la escuela del Palacio de Festivales y comencé con el curso ya empezado. Al acabar el año académico, me apunté a la escuela de Arte Dramático de Canarias, ideal para trabajar con profesores de toda Europa.
Y si miramos hacia el futuro, ¿Con qué sueña Javier Cifrián?
Mi sueño más inmediato es que el público disfrute como yo lo hago con Vive cantando. Es la primera vez en mi vida que me emociono leyendo un guión. Se me caían las lágrimas cuando me llegaron los dos primeros capítulos a casa. Y por supuesto espero que funcione Zipi y Zape, ya que tiene una factura que parece una película de Hollywood. Estoy superorgulloso de haber participado en esa película.